TEGUCIGALPA, HONDURAS
Después de 37 años tras las rejas en Estados Unidos, Ramón Matta Ballesteros, de 80 años, está a las puertas de la libertad. Un juez estadounidense ha ordenado su liberación, marcando el posible fin de una era para uno de los nombres más resonantes en la historia del narcotráfico hondureño y la lucha antidrogas de EE. UU. La noticia, confirmada por su abogado Marlon Duarte, genera expectativa en Honduras, donde su familia lo espera para que pase sus últimos días en su tierra natal.
37 Años y una Absolución Tardía
Matta Ballesteros, quien fue un eslabón clave entre el Cartel de Guadalajara en México y el Cartel de Medellín en Colombia en la década de los 80, ha cumplido una extensa condena por delitos relacionados con el narcotráfico y, originalmente, por el sonado asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena en 1985. Sin embargo, en un giro judicial paradójico en 2018, una revisión de su caso lo absolvió de la participación en el secuestro y asesinato de Camarena, aunque mantuvo las condenas por tráfico de drogas que le valieron varias cadenas perpetuas.
Su abogado, Marlon Duarte, ha señalado que la decisión judicial se basa en el «tiempo cumplido» de la condena, abriendo la puerta a su retorno a Honduras en el transcurso de una semana, si los trámites proceden sin contratiempos. La noticia ha traído alivio a su familia, que ha luchado por su liberación dada su delicada condición de salud.
El Retorno de un Hombre Enfermo
A sus 80 años, Matta Ballesteros enfrenta graves problemas de salud. Padece de cáncer de próstata desde hace varios años, además de pérdida de visión, falta de masa muscular, problemas de tiroides y la casi total pérdida de su dentadura. Su hija, Isabel Matta, expresó la alegría y gratitud de la familia tras conocer la decisión del juez de California, que concedió la liberación precisamente por su estado de salud.
«En este momento mi hermana (Claudia) está viajando a EE. UU. y estamos viendo las posibilidades de trasladarlo al país», comentó Isabel Matta. Aunque la Fiscalía ha presentado una apelación, la familia confía en que el Buró de Prisiones de EE. UU. lo libere en las próximas 24 horas, como indica la orden judicial.
Isabel Matta describió a su padre como «el hombre más valiente que conozco en este mundo» y pidió que sea recordado como «un ser humano que ama a su país».
De una juventud que solo quedan los recuerdos
Un Pasado Turbulento: Fuga, Expatriación y Presiones de EE. UU.
La historia de Ramón Matta Ballesteros está intrínsecamente ligada a un capítulo oscuro de la historia hondureña y a la intensificación de la lucha antidrogas de Estados Unidos en la región. Su nombre cobró notoriedad pública en la década de los 80, cuando protagonizó una espectacular fuga de la cárcel Modelo de Bogotá, Colombia, en 1986, donde estaba detenido a petición de EE. UU. por el caso Camarena.
Tras su evasión, Matta Ballesteros regresó a Honduras y se entregó a las autoridades locales por un juicio que se ventilaba en su contra por el caso de los esposos Ferrari en 1978. Sin embargo, su presencia en suelo hondureño desató una enorme presión por parte de Estados Unidos para su entrega. El Departamento de Estado norteamericano, y figuras como el subsecretario Elliot Abrahams y el embajador Everret Briggs, ejercieron una intensa presión sobre el gobierno del entonces presidente José Azcona del Hoyo y las Fuerzas Armadas hondureñas, llegando incluso a acusar a «oficiales corruptos» de apoyar las redes de narcotráfico de Matta.
El 5 de abril de 1988, un comando de «Los Cobras» de la policía hondureña capturó a Matta Ballesteros en su residencia de la colonia América. Tras su detención, fue entregado a alguaciles estadounidenses, quienes lo trasladaron a Puerto Rico, donde fue oficialmente arrestado por la DEA. Su entrega fue elogiada por el gobierno de EE. UU. como una «rápida respuesta» de Honduras.
Este controvertido episodio de su expatriación, que marcó un precedente en la relación bilateral antidrogas, parece estar llegando a su fin con la inminente liberación de Matta Ballesteros. Su regreso, si se concreta, cerrará un capítulo más en la compleja narrativa de un hombre que encarnó el desafío del narcotráfico a la justicia internacional y la soberanía de una nación.
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