PROCRASTINACIÓN: ¿POR QUÉ APLAZAMOS LO QUE DEBEMOS HACER?

PROCRASTINACIÓN: ¿POR QUÉ APLAZAMOS LO QUE DEBEMOS HACER?

En nuestra vida diaria todos tenemos diferentes tareas y responsabilidades que debemos realizar, pero ¿cuántas veces hemos postergado una determinada actividad? ¿Por qué prefieres dejarla de lado y llevar a cabo otra actividad? A este comportamiento se le denomina procrastinación. Una práctica muy común en algunas personas que puede llegar a tener consecuencias positivas y negativas.

¿Qué es la procrastinación?

Es una tendencia en demorar el inicio o finalización de tareas importantes, hasta el punto que puede generar incomodidad. Se puede presentar a cualquier edad y en cualquier tipo de actividad, aunque se ha estudiado principalmente en población estudiantil de diferentes edades.

Este comportamiento se caracteriza por el aplazamiento voluntario del desarrollo de actividades que tienen un tiempo límite. Riva (2006), reporta que la procrastinación se presenta cuando la persona prefiere realizar las actividades que tengan consecuencias positivas a corto plazo.  Es decir, quien procrastina prefiere hacer actividades de ocio que le ofrezcan una recompensa inmediata en lugar de realizar otras cuya recompensa será tiempo después.

Así pues, la persona puede evitar desarrollar una tarea, debido a que la percibe como poco placentera. De manera contraria, escoge y lleva a cabo tareas que le generan niveles mucho más altos de satisfacción. En consecuencia, se puede generar un conflicto entre lo que la persona quiere, puede y debe hacer.

¿Por qué se da la procrastinación?

Al ser un tema que tiene un importante impacto en el desarrollo de las actividades cotidianas, se han creado multiples modelos psicológicos, con el fin de poder explicar cuál es el origen de dicho comportamiento. Se logró observar que este comportamiento esta estrechamente conectado con temas como la motivación, el procesamiento de información y los niveles de auto desempeño.

A nivel motivacional, la procrastinación puede darse como una demora voluntaria, a pesar de que pueda llegar a ser perjudicial. Esto se debe tanto a la tarea que se debe realizar, como a las expectativas que la persona tiene de los resultados de la misma. En ese sentido, puede estar implicada la motivación intrínseca, en la que no se muestra interés propio por parte de la persona para realizar la tarea. Y, además, puede estar comprometida la motivación extrínseca, en la que no hay estímulos suficientes por parte del ambiente. Resumiendo, una menor motivación deriva en un aumento de procrastinación.

A un nivel de pensamiento, (cognitivo) se plantea a la procrastinación como un procesamiento de información disfuncional. Se involucran esquemas poco adaptativos que se relacionan con la incapacidad y miedo a la exclusión social. Por lo tanto, los procrastinadores empiezan reflexionan acerca del comportamiento de aplazamiento y comienza a tener pensamientos rumiativos (patrón mental obsesivo en el que una persona oscila entre los distintos aspectos de una cuestión, pasando de un pensamiento a otro sin soluciones) que se relacionan con el progreso de la actividad y su incapacidad para ejecutarla. Además, se presentan pensamientos negativos relacionados con el nivel de autoeficacia, percepción del fracaso y miedo a la evaluación. Y, como resultado, las personas deciden postergar o abandonar la realización de la actividad.

Procrastinadores activos y pasivos

La procratinación puede tener consecuencias tanto positivas como negativas y dependiendo de estas consecuencias se pueden clasificar en dos grupos a los procrastinadores.

Los procrastinadores pasivos son aquellos que se caracterizan por ser indecisos y por no completar las actividades en el tiempo esperado. En este caso, no tienen intención de posponer las actividades, pero lo hacen dada su incapacidad para tomar rápidamente decisiones. Cuando se acerca la fecha de entrega sienten presión y comienzan a presentar pensamientos negativos relacionados con su capacidad para lograr resultados satisfactorios.

Por el contrario, los procrastinadores activos prefieren trabajar bajo presión y toman la decisión de manera deliberada. Esto puede ser visto como una estrategia que utilizan para regular las emociones negativas que, en consecuencia, conlleva una sensación temporal de bienestar. Aquí, el trabajo bajo presión es una variable favorable para tener buenos resultados.

 

COMENTARIOS

WORDPRESS: 0