Seamos sinceros, mientras mas crecemos la vida se vuelve mas complicada en casi todas sus esferas. Las responsabilidades crecen, el tiempo parece no ajustar, debemos pensar dos veces antes de comer algo que de pequeños nos encantaba y el hacer nuevas amistades se vuelve simplemente algo más complicado.
En la escuela, hacer amigos puede ser tan simple como jugar juntos en el pasamanos del patio. Pero como adultos, hacer, desarrollar y mantener amistades puede ser mucho más difícil. Y esto es importante porque necesitamos amigos, somos seres sociales por naturaleza.
Aunque los viejos amigos son oro, nada permanece igual para siempre. Es una regla de la psicología de los grupos, los grupos de amistades eventualmente se van distanciando. Los viejos amigos se mudan o dedican su tiempo a la crianza de los hijos o a sus carreras.
Pero parece que la soledad esta creciendo silenciosamente a nuestro alrededor y estadísticamente hablando se encuentra en su nivel más alto y vale la pena tomarla en serio, según Anastasia Hronis, psicóloga clínica de la Universidad Tecnológica de Sydney. Hoy en día la evidencia sugiere que la soledad crónica puede ser letal -un impacto equivalente a 15 cigarrillos al día, según las tasas de mortalidad. En muchos países, la soledad tiene proporciones epidémicas. Y eso ocurría antes de que la covid-19 nos dificultara vernos con nuestros amigos.
Por esta razón Hronis se dedico a encontrar cuales son las razones por las cuales a los adultos se nos hace más complicado mantener y desarrollar nuevas amistades. Lo que encontró fue lo siguiente:
El reto de la confianza
En un estudio reciente, cuando los investigadores entrevistaron a personas adultas sobre cómo hacer amigos, estas mencionaron que el desafío más importante es la falta de confianza. Es decir, a las personas les resultó más difícil confiar en alguien nuevo e invertir completamente en ellos como amigos en comparación con cuando eran más jóvenes.
Quizás por eso muchas personas intentan mantener su círculo de viejos amigos el mayor tiempo posible, así como la confianza que pueden haber construido durante muchos años.
Algo que parece importante resaltar es que las mujeres fueron más propensas que los hombres a decir que no hacían nuevos amigos fácilmente porque les costaba confiar en los demás.
Ccomo adultos, tenemos una mayor conciencia de nosotros mismos que cuando somos niños. Si bien esto suele ser positivo, también significa que somos más conscientes de los riesgos de ser juzgados por otros, de no gustar, de ser rechazados y de ser heridos.
Si hemos tenido rechazos previos como amigos o sufrimos un abuso de confianza, es posible que nos resulte más difícil confiar en los demás en el futuro. Confiar en un nuevo amigo significa abrirnos y ser vulnerables, tal como lo hacemos en las relaciones.
La amistad necesita tiempo
Después del tema de la confianza, sigue el del tiempo. La «falta de tiempo» fue la segunda razón más común que dieron las personas cuando se les preguntó por qué les resultaba difícil hacer amigos durante la adultez. Esto no es una novedad para muchos de nosotros. Cuando tenemos horarios de trabajo exigentes, vidas familiares muy comprometidas, o una combinación de ambos, nuestro tiempo para invertir en amistades disminuye.
Incluso cuando conocemos a un nuevo amigo prometedor, puede ser difícil sacar tiempo para invertir en él. Este es un problema peor para los adultos mayores, dado que la mayoría de las personas encuentran que sus obligaciones aumentan con la edad.
Sabemos que las amistades más cercanas tomen más tiempo que las casuales. Pero teniendo en mente el asecho de la soledad, investigadores estadunidenses han tratado de cuantificar ¿cuánto tiempo lleva realmente hacer amigos? y han tenido como un resultado estimado que se necesitan aproximadamente 50 horas de contacto compartido para pasar de conocidos a amigos casuales. Y para amigos cercanos más de 200 horas.
Además, las horas que pasen juntos deben ser de calidad. Si bien es posible que dediques tiempo a tus compañeros de trabajo, las interacciones profesionales no cuentan mucho. Para desarrollar una nueva amistad necesitas una conexión personal. No tiene que ser una conversación íntima para fortalecer una amistad, los encuentros casuales y las bromas pueden ser igual de importantes.
A parte de los primero dos factores, antes mencionados, existen muchas otras barreras que nos impiden tener las amistades que queremos. Esto puede incluir: tener una personalidad introvertida, problemas de salud, inseguridades personales o mantener una fachada formal y no permitir la entrada de amigos potenciales. Es más probable que las personas mayores mencionen la enfermedad y la discapacidad como una barrera para socializar, mientras que es más probable que los adultos más jóvenes se detengan por la introversión y el miedo al rechazo.
¿Cómo podemos mejorar para hacer amigos en la adultez?
Por suerte para esto Hronis nos comparte una pequña guia para mejorar en este aspecto de nuestras vidas. Nos recuerda que es completamente posible superar estas barreras como adultos y construir amistades significativas y duraderas. No tenemos que aceptar la soledad como algo inevitable.
¿Cómo lo haces?
Construye amistades durante diez minutos al día.
No tienes que estar escalando montañas o uniéndote intensamente a través de un pasatiempo compartido para solidificar una nueva amistad. Si dedicas diez minutos al día, puedes mantener las amistades existentes y construir otras nuevas. Envía un mensaje de texto, reenvía un meme, inclúyele al chat grupal o llama a alguien rápidamente. No te dejes atrapar por la cantidad de esfuerzo, energía y tiempo que se dedica a construir amistades. Diez minutos al día puede ser todo lo que necesitas.
Aprovecha al máximo cualquier tiempo de calidad.
Cuando puedas pasar el tiempo adecuadamente con un amigo o conocido, aprovéchalo al máximo. Evita las distracciones si es posible, deja Instagram para el sofá de la casa y mantente presente con tu nuevo amigo.
Apóyate en tu vulnerabilidad
A menudo nos asusta la idea de ser vulnerables. Creo que deberíamos aceptarlo. Recuerda que tú tienes el control de cuánto confías y cuánto te abres. Si tienes problemas con la confianza, considera compartir información personal lentamente, en lugar de todo a la vez [limites]. Sí, existe el riesgo de ser vulnerable, pero también existe la posibilidad de conectarse en un nivel significativo con otra persona que muy bien puede convertirse en un buen amigo. Y esa es una buena recompensa.
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