Muere en Alemania Georg Ratzinger, hermano del papa emérito Benedicto XVI.

Muere en Alemania Georg Ratzinger, hermano del papa emérito Benedicto XVI.

El viaje del papa emérito, Benedicto XVI, a Alemania a finales de este junio sorprendió en el Vaticano. Era la primera vez que Joseph Ratzinger salía de Italia desde que renunció al papado en el 2013. Lo hizo con el objetivo de visitar a su hermano Georg Ratzinger, también sacerdote, que se encontraba enfermo de gravedad a sus 96 años. El viaje de Benedicto fue una despedida: su hermano mayor ha muerto este jueves en la ciudad bávara de Ratisbona.

El papa emérito, de 93 años y también con una salud delicada, estaba muy unido a su hermano Georg. Sólo se llevaban tres años y hasta se ordenaron sacerdotes el mismo día, el 29 de junio de 1951, en la catedral de Freising. Cuando el más joven se convirtió primero en prefecto de la Doctrina de la Fe, y luego en Papa, el hermano mayor iba a visitarle a Roma, y siguió haciéndolo tras la renuncia de Ratzinger al papado, mientras su salud se lo permitió. De hecho, una de las pocas salidas del Vaticano que se conocen de Benedicto XVI después del 2013 fue para visitar a su hermano, en enero del 2014, en el hospital Policlínico Gemelli, donde estuvo ingresado.

Mientras Joseph Ratzinger se decantó por la teología, la verdadera pasión de Georg fue la música. Graduado como músico eclesial y compositor, Georg Ratzinger se convirtió en 1964 en director del del coro de voces blancas Regensburger Domspatzen (Pajarillos de la Catedral de Ratisbona). En 1976 fue nombrado prelado de honor del Papa, por lo que gozaba del título de monseñor.

En los últimos años su vida estuvo manchada por un escándalo en la catedral de Ratisbona, donde según una investigación más de 500 niños y adolescentes de la escuela del coro, que él dirigió durante 30 años, sufrieron maltrato físico o sexual a manos de maestros o sacerdotes.

Monseñor Ratzinger aseguró que nunca conoció ningún caso de abuso sexual, y cuando en el 2010 salieron los primeros indicios tachó estas informaciones de “locura”. Luego, sin embargo, reconoció que al principio él mismo daba bofetadas a los niños, algo que justificó como común en la Alemania de los años sesenta. También dijo que oyó hablar de castigos corporales en la escuela, pero no hizo nada al respecto,por lo que pidió perdón a las víctimas.

Según explicó la diócesis de Ratisbona, el papa emérito quedó exhausto, pero “lleno de alegría”, después de despedirse de su hermano. “El encuentro entre los dos hermanos fue conmovedor y un consuelo para ambos”, explicaron desde Alemania.

Durante sus días en Ratisbona Benedicto aprovechó para acudir a rezar a la tumba de sus padres y de su hermana, fallecida en 1991, en el cementerio de Ziegetsdorf, a tres kilómetros de Ratisbona. También saludó a sus antiguos vecinos y visitó su vieja casa en la pequeña localidad de Pentling, que ahora es un centro de documentación para el Instituto Benedicto XVI.

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