TEGUCIGALPA, HONDURAS.
Quienes desarrollan la enfermedad presentan mayor cantidad de sustancias contaminantes en la sangre, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oslo.
La contaminación del aire daña la salud y, cada vez con más frecuencia, los científicos encuentran evidencia del vínculo entre la polución y el desarrollo de diversas enfermedades, no sólo las referidas al sistema respiratorio. Esto ocurre porque un gran número de contaminantes ambientales, como los PCB y los pesticidas, pese a estar prohibidos, aún permanecen presentes tanto en el ambiente como en algunos alimentos.
Miles de personas en todo el planeta sufren las secuelas de estas sustancias tóxicas. Según una reciente investigación de la Universidad de Oslo (UiO), Noruega, esas micropartículas están vinculadas con el desarrollo de diabetes tipo 1, ya que, incluso en bajas concentraciones, estos contaminantes pueden provocar que las células produzcan menos insulina.
Según explicaron los científicos, cada año, unos 400 niños y adolescentes son diagnosticados con diabetes tipo 1 en Noruega. Una cifra que, desde 1970, se ha duplicado en dicho grupo etario. Pero eso no es todo, ya que también los adultos padecen esta enfermedad.
“La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune caracterizada por una destrucción de las células beta del páncreas que producen insulina, ya que el sistema inmune cree que estas células son células extrañas y dañinas que necesitan ser destruidas”, explicaron los expertos de la Universidad de Oslo (UiO), quienes trabajaron junto a varios equipos de investigación en los Estados Unidos y científicos de la Universidad de Tromsø.
Sophie Bresson, Ph.D. estudiante del Departamento de Medicina Molecular del Instituto de Ciencias Médicas Básicas de la Universidad de Oslo, explicó: “Encontramos que una mayor proporción de personas con diabetes tipo 1 tenían contaminantes en la sangre. En promedio, también tenían una mayor concentración de varios tipos de contaminantes ambientales”.
En palabras de los científicos, tras realizar una comparación entre las muestras de sangre de los que fueron diagnosticados con la patología y aquellos que no padecía diabetes tipo 1, definieron evaluar estos descubrimientos en modelos animales e investigar sobre cómo funcionan estas células beta, las cuales fueron modificadas para tal fin, en ratas.
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