Uno de los principales puntos del turismo del país, es el municipio de Amapala, un lugar de belleza, cultura y misterio. La cabecera del municipio de Amapala está ubicada en la Isla del Tigre y está compuesta por unas 30 islas en el Golfo de Fonseca al sur del país.
Según los lugareños, lleva el nombre de “Isla del Tigre” dado que se relata que en ese lugar vivió un pirata llamado Francis Drake que combatía a los españoles de forma feroz como un majestuoso tigre. Sin embargo, estudios y análisis indican que en realidad Sir Francis Drake nunca vivió ahi, ni por cerca. Posiblemente se trate de una historia que al compartirse de forma oral fue intencionalmente o hasta inconscientemente modificada y por lo tanto hoy en día continúa siendo como los lugareños la conocen.
Sus aguas cálidas, su gente amable y su bien conservada infraestructura hace de este uno de los lugares preferidos por los turistas, sin mencionar su gran biodiversidad de flora y fauna. Cabe añadir que desde dicho lugar se observan los territorios de nuestros hermanos centroamericanos Nicaragua y El Salvador, ya que comparten fronteras en esa zona del globo terráqueo.
Amapala es una ciudad que data de la época colonial, pero su mayor auge lo obtiene a partir de la fundación del muelle, pronto después de su construcción se convirtió en el principal puerto de Honduras y para el comienzo de la época republicana ya era una ciudad en plena bonanza económica y poderío político. Alemanes y franceses llegaron a vivir atraídos por el comercio y hasta se dice que en algún momento pernoctó en la isla el afamado Albert Einstein.
Según algunas teorías, el nombre de Amapala proviene del potón, un dialecto de los indígenas de la zona en el que significaría «cerro de culebras». Otros dicen que significa «cerca de los amates» en lengua náhuatl.
Capital centroamericana
Por otra parte, es importante mencionar que para 1834 el gobierno de la recién independizada Honduras ya había ordenado la construcción de un puerto en la isla, que 12 años más tarde entregó en concesión al comerciante italiano Carlos Dárdano.
También fue en Amapala donde en 1895 los gobiernos de Honduras, El Salvador y Nicaragua firmaron el tratado de creación de la República Mayor de Centroamérica. Aunque el intento unionista rebautizado como Estados Unidos de Centroamérica en 1898, no logró sobrevivir a un golpe de estado en El Salvador y se disolvió, sin pena ni gloria, a finales de ese año.
Los «tres días de Einstein»
Lo que pocos conocen es que según documentación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el físico nacionalizado estadounidense, Albert Einstein, visitó Amapala y está documentado en una carta que envió al profesor Max Born y su esposa. Un lugar conocido como “La casona” es donde supuestamente se alojó durante su visita de tres días en el territorio hondureño.
«Amapala, ¡en Honduras! Por eso es que no habían recibido mensajes nuestros», se describe en la carta firmada por Einstein y su esposa, Elsa.
Además, se puede observar claramente la fecha del 29 de diciembre de 1931, casi ocho años antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial en uno de sus diarios Einstein ofrece de su puño y letra más detalles sobre la visita.
«22 de diciembre, son las 8 de la mañana, llegamos a la bahía de Honduras. Anclamos en la ‘Isla del Tigre'», se lee en el diario de Einstein.
«Impresionante bahía de aguas azules en medio de muchas islas volcánicas, verdes sobre marrón», es la descripción que hace del golfo de Fonseca.
«Nos quedamos hasta mediodía, porque había que descargar. Un francés y una mujer de Bremen nos visitaron a bordo. Los nativos tienen todos sífilis, pero algunos malaria. 36 grados a la sombra. Gran volcán con una nube de ceniza eterna visible por un buen rato a la partida. Escena indescriptiblemente pintoresca», concluye la entrada.
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