El capitán dice adiós tras 23 años. Con 26 títulos y 364 partidos, pone rumbo al Al Qadsiah de Arabia. Dos años y 20M€ ‘limpios’. Este lunes firmará.
Nacho no será un ‘One Club Man’. Y eso es algo que el madridismo tenía tan interiorizado, que tardará en aceptar. Pero ya se puede asegurar: tal y como llevaba varios días deslizando la prensa saudí y ha podido confirmar AS, se va el “defensa pesimista”, el chico del San Gabriel, su capitán. Han sido 23 años en el Real Madrid, su hogar. Donde llegó con 10 años, mirada de niño y madurez de brazalete. Desde 2001 hasta 2024. Hasta hoy. Cuando se marcha, el punto final al club de su vida.
Una decisión muy meditada y, probablemente, de las más difíciles de su vida. Irse del Real Madrid. Pero la ilusión por vivir un nuevo desafío antes de colgar las botas ha decantado la balanza. Tuvo un pie en EE UU y, otro, en el Al Ittihad de Benzema, pero finalmente jugará en el Al Qadsiah (acaba de ascender a Primera de Arabia, como líder de Segunda). Ya ha pasado reconocimiento médico, firma dos años, cobrará unos 10 millones ‘limpios’ por temporada y el lunes firmará. Con Míchel de entrenador. Hace las maletas. Aunque hay jugadores que, en cierto modo, se quedan para siempre.
Entrenado por Míchel
“Si mañana quisiera renovar, podría”, dijo en Arabia, instalando un largo silencio. Fue tan rotundo, que sorprendió. Pero era real. Porque la situación siempre ha sido esa: Nacho pertenecía al selecto grupo de leyendas a las que el club dio las riendas de su futuro. Siempre año a año, pero con la decisión de la continuidad en sus manos. Podría haber seguido, pero ha elegido otro camino. Hace unos meses recibió una oferta de la MLS y fue muy, muy sopesada. Pero no fructificó, como tampoco, hace menos, la propuesta del Al Ittihad de Benzema. Agua. Pero a la tercera, ha ido la vencida. Apareció el Al Qadsiah de Míchel y ha aceptado. Contrato corto, pero sustancioso.
Para Nacho han sido meses conviviendo con un fuerte debate interno. Algo verdaderamente difícil. Antes de Wembley se inclinaba con fuerza hacia salir y, tras ella, florecieron las dudas. Pero al final ha primado que, pese a no ser un ‘One Club Man’, ya ha dado todo por el Real Madrid. Una vida. Y una simple etiqueta no puede acabar con la ilusión de una última aventura. Para el madridismo siempre será Nacho, ese canterano poco hablador, pero enormemente trabajador, que escaló hasta el brazalete. Uno de ellos. Y eso es lo que a él le importa.
Agradecido a Mourinho
Fue en 2001, con 10 años, cuando llegó a la cantera del Madrid. Un niño tranquilo, constante y muy trabajador. Tirando a bajito, pero del que no se marchaba ni el más grande de los delanteros. Apuntaba maneras; apuntaba hacia arriba. Así que empezó su escalada… hasta llegar al Castilla, con quien ascendió a Segunda (2012). Para entonces ya era uno de los diamantes de La Fábrica y había debutado con el primer equipo (el 23 de abril de 2011, en un 3-6 al Valencia; con el 35 en la espalda y Mourinho en el banquillo). Fue el verano de 2013 cuando Mou decidió que era el momento y lo subió al primer equipo. Su gran valedor. Y hasta hoy.
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