TEGUCIGALPA, HONDURAS.
Hoy no ha sido un buen día para los rusos ni en los cielos ni en la tierra. La actividad partisana regresó con fuerza en los territorios ocupados de Jersón y Zaporiyia. En Jersón, la primera capital conquistada por los rusos durante los primeros días de guerra, varios militares rusos murieron al explotar su vehículo en el centro de la ciudad.
En la región de Zaporiyia, más concretamente en la ciudad de Energodar, la misma en la que se enclava la central nuclear, el hotel Alisa donde muchos militares rusos duermen, saltó por los aires sin que se sepa si ha sido una bomba y cuántos soldados murieron.
Los canales militares rusos son cada vez más pesimistas sobre el destino de la ciudad de Jersón y su guarnición. Para la mayoría, parece inevitable una retirada ordenada. El problema es que no es fácil abandonar un territorio sin sufrir bajas y sin dejar atrás gran cantidad de armamento pesado.
Hay que hacer un esfuerzo por confundir al enemigo, hacerle pensar que todo sigue igual y que nadie se retira de sus posiciones cuando en realidad sí lo están haciendo. Si algo sale mal y Ucrania lo aprovecha, el pánico puede cundir en las líneas rusas y que se produzca una desbandada peor que la reciente del frente norte.
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