Revive los recuerdos del poeta Froilán Turcios(Foto:Presencia Universitaria)

Revive los recuerdos del poeta Froilán Turcios

Froilán Turcios nació en el año 1875, en Juticalpa, Olancho y Falleció en San José, Costa Rica en 1943, es decir a sus 68 años. Turcios se destacó por ser un gran poeta, escritor, narrador y periodista.

Se dice que se convirtió en el más destacado intelectual a principios del siglo XX porque representó con mucha honra el modernismo centroamericano. Escribió las letras de los himnos al árbol y a Francisco Morazán.

También, tuvo una carrera política en la que consiguió ser diputado del Congreso Nacional (CN) y delegado de Honduras en la Nación de Ginebra y secretario privado del patriota Augusto César Sandino en Nicaragua.

En el plano literario conoció y se rodeó de varias figuras como Juan Ramón Molina y Rubén Darío. Turcios se destacó grandemente en el cuento de finos rasgos preciosistas, en el que prefirió inclinarse a temas violentos.

Publicaciones

El talentoso escritor hondureño publicó cuentos como: Mariposas en 1895, Hojas de Otoño en 1905, Prosas Nuevas en 1914, el próximo año floresta sonora en 1920, Páginas de ayer y Cuentos del amor y de la muerte en 1930.

Entre las novelas escribió Almas trágicas en el año 1900, El Vampiro en 1910 y el próximo año publicó El Fantasma Blanco.

Además, en el género de la poesía redactó «Los alcaravanes», «Belkis» Lluvia Matinal y Las Nubes, en el 1913 publicó un libro póstumo de Juan Ramón Molina, Tierras, mares y cielos.

 

stnhn.com le invita a leer esa preciosa poesia para que se deleite con el arte que poseía el hondureño Froylán Turcios 

 

Lluvia Matinal

Por: Froilán Turcios

Está lloviendo. La bruma

cubre la calle desierta,

y yo sufro el melancólico

dolor de las cosas viejas.

 

Imágenes del pasado,

rosas de la primavera,

van resurgiendo en mi espíritu

y aumentando mi tristeza.

 

Sigue cayendo la lluvia

con su pertinaz cadencia,

fría, monótona y triste,

lluvia de llanto y pena…

 

Duelo de las cosas idas,

luz de las noches serenas,

divinas horas lejanas

tan profundamente muertas…

 

Abro un álbum de memorias,

libro de las cosas viejas,

y me llega al corazón

un vago olor de hojas secas.

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