Porque no tiene sentido luchar contra la envidia

Porque no tiene sentido luchar contra la envidia

Toda persona conoce la sensación punzante que asalta cuando deseamos tener lo que tiene otra persona. Sea el cariño que los padres demuestran por la hermana pequeña, el bagaje intelectual de un amigo, la nueva bicicleta eléctrica del vecino o las vacaciones que disfrutarán en breve el jefe y su esposa. Incluso puede experimentarse envidia en el restaurante, pues el comensal de la mesa contigua ha escogido un entrante con un aspecto más suculento que el que hemos seleccionado nosotros.

Bjarne Timonen es un psicólogo holandés que explica porque no tiene sentido luchar contra la envidia. Para empezar opina que es importante aclarar que la envidia y los celos son dos cosas distintas. Los celos son el miedo, muchas veces irracional, a perder algo o alguien y están relacionados con la falta de confianza, la ira y la ansiedad. La envidia es un deseo mezclado con irritación y odio. «La envidia viene cuando no tienes algo y estás celoso de que alguien más lo tenga».

Algo interesante que me parece importante resaltar con la envidia es que se centra imaginativamente en el otro, en el envidiado, más que en uno mismo. La envidia se lleva solo por dentro, en la intimidad subjetiva, pues su manifestación podría parecer y sentirse como una declaración de inferioridad. El envidiado, por su parte, muchas veces ni se entera de que lo es, siendo el envidioso el que verdaderamente lo pasa mal.

Según Timonen, la envidia es una emoción primitiva que existe desde tiempos inmemoriales. «La gente quiere cosas hermosas. Anhela ser recompensada», dijo. “Y puede ser doloroso ver que otros son recompensados ​​y tú no. Por muy antiguo que sea el sentimiento, Timonen cree que la envidia se ha vuelto más presente en nuestras vidas gracias a las redes sociales. «En internet, la gente se jacta de lo que tiene: cosas, vacaciones de ensueño, o un buen trasero. La comparación social es inevitable».

 

La envidia, las redes sociales y su efecto en la autopercepción

Hoy en día encontramos multiples informes e investigaciones donde encontramos los efectos que las redes sociales han tenido en la autopercepción de los jóvenes y como la comparación social genera diferentes efectos. Timonen explica, para algunos, los sentimientos negativos son abrumadores. «La envidia refuerza su imagen negativa de sí mismos, la idea de que no merecen lo que tienen otras personas. Pero es mejor pensar que te esforzarás más para conseguir las mismas cosas».

La envidia no es mala, es un sentimiento que ha acompañado al humano y su deseo de competencia. Podemos entonces hacer una diferenciación entre el sentimiento de envidia. Una envidia benigna, que funcione como catalizador para alcanzar nuevos logros y replantearnos metas. Una envidia maligna que se exprese o manifieste en actitudes dañinas y corrosivas tanto para el envidioso como el envidiado.

Timonen señaló que los jóvenes graduados de la actualidad se presionan mucho más que los de las generaciones pasadas. “Todo debe suceder lo antes posible, deben lograr sus objetivos en los próximos diez años. Trabajan como si tuviera mucha prisa, cuando en realidad es bueno pasar décadas construyendo tu carrera». «Muchas personas entre los veinte y los treinta años sufren del síndrome de desgaste laboral. Las prisas y el estrés no te ayudan a construir una buena carrera. Tienes que fallar varias veces y darte espacio para mejorar».

Aceptar la envidia, es el mejor camino

Según Timonen, si sientes envidia, tienes que aceptarlo. «Si luchas contra la envidia y los celos, aumentarán. Es mejor poner las cosas en perspectiva, repensar los pasos que has dado y los que seguirán. El hecho de que no tengas algo todavía no significa que nunca lo tendrás», dijo.

Además, no olvides que la envidia nace de las inseguridades, y las inseguridades se dominan con la edad. «Cuanto más eficiente te vuelves en el trabajo, más espacio libre tienes en tu mente. Llegas a conocerte y aceptarte a ti mismo, y la autoaceptación es la mejor medicina contra la envidia».

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