TEGUCIGALPA, HONDURAS
La extorsión ha vuelto a golpear al transporte urbano de la capital hondureña. Un ataque armado contra una unidad de la ruta Ulloa – Mercado, ocurrido en la terminal de buses, obligó a los transportistas a paralizar completamente el servicio este martes como medida de presión y protección ante el imparable cobro del mal llamado «impuesto de guerra».
La decisión de los operadores de suspender las labores responde al reciente atentado y a la escalada de amenazas, buscando prevenir y proteger la vida de conductores, ayudantes y pasajeros. Este es el segundo paro de labores de la ruta en la última semana por la misma causa.
Incremento de Exigencias y Riesgo Latente
Los transportistas han denunciado que las exigencias económicas por parte de grupos criminales no solo se mantienen, sino que han incrementado en la zona, poniendo en grave riesgo la seguridad y la sostenibilidad del servicio.
Según cifras del propio sector, solo en el año 2024, el rubro del transporte pagó un aproximado de 600 millones de lempiras a las estructuras extorsivas en todo el país.
Estado de Excepción sin Resultados
La paralización masiva evidencia el fracaso de las medidas implementadas por el Estado para contener el flagelo. Los operadores lamentan que, a pesar de la declaratoria de un Estado de Excepción que continúa vigente, las autoridades no han implementado acciones concretas y efectivas que logren desarticular las redes criminales que operan con impunidad.
La ausencia de servicio en esta concurrida ruta afecta directamente a miles de ciudadanos que dependen del transporte público para movilizarse a sus centros de trabajo, estudio y al mercado, principal centro de comercio de la capital. La población exige una intervención inmediata y contundente para garantizar la seguridad en el transporte.
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