MÉXICO
La pregunta era sobre la migración. Pero el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tenía mucho que decir sobre casi todo lo demás.
Parado entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en la conferencia de prensa de clausura de la cumbre en Ciudad de México, el líder mexicano, conocido como AMLO, dedicó el martes cerca de 28 minutos a responder las preguntas de un solo reportero mientras sus invitados parecían incómodos en sus podios.
AMLO habló de vacunas contra la malaria, becas para niños discapacitados, su proyecto del Tren Maya y dramas policiales de televisión.
Habló sobre el fentanilo y los vaporizadores y, casi al final, le pidió a Biden que ayudara a los inmigrantes mexicanos en EE.UU.
No acostumbrados a las conferencias de prensa diarias de López Obrador, que a menudo duran casi tres horas, Biden y Trudeau miraban cortésmente sus podios, sus pies, el cielo. Cualquier cosa que pudiera servir de distracción.
a incómoda conferencia de prensa estuvo en consonancia con el tono de la cumbre, bautizada coloquialmente como la conferencia de los “Tres amigos”. El lunes, AMLO inició una reunión con Biden expresándole una queja sobre la indiferencia de EE.UU. hacia México y América Latina. El presidente estadounidense, claramente molesto, respondió que no podía darse el lujo de enfocarse solo en los países de América.
“EE.UU. brinda más ayuda extranjera que todos los demás países, casi combinados, en el mundo, no solo al hemisferio, sino a todo el mundo”, dijo Biden a su homólogo en la reunión. “Desafortunadamente, nuestra responsabilidad no termina en el hemisferio occidental”.
Cuando terminó la sesión de preguntas y respuestas, AMLO finalmente pareció sentir el frío de enero en el exterior del Palacio Nacional de México.
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