Decenas de miles de personas protestaron con la frase «No puedo respirar» como lema en las principales capitales europeas para manifestar su rechazo al racismo, las desigualdades sociales y la brutalidad policial tras la muerte del afroestadounidense George Floyd a manos de la policía de Minneapolis hace dos semanas.
En Londres, una multitud de ciudadanos, muchos de ellos con tapabocas y guantes, se congregó en la plaza del Parlamento pese al riesgo de contagio y los avisos de la policía de que la concentración era «ilegal» debido a las restricciones impuestas para combatir el nuevo coronavirus.
En un comunicado conjunto, las organizaciones británicas Libres de Tortura y Consejo para el bienestar de los inmigrantes pidieron hoy al Gobierno de Londres «actuar» contra el racismo «sistémico» que también existe en el Reino Unido.
Señalaron que el trato discriminatorio arraigado incide en la educación, la vivienda, el empleo y la salud, tal como evidenciaron los informes sobre el impacto de la pandemia de COVID-19, que causó proporcionalmente más muertes entre las minorías étnicas que en el resto de la población del país.
En Berlín, miles de personas, la mayoría de ellas jóvenes y vestidas de negro y con barbijos, se juntaron en Alexanderplatz, la emblemática plaza del centro de la capital alemana, y marcharon hacia la embajada de Estados Unidos en silencio.
Algunos mostraron carteles con frases como «Sé el cambio», «Alemania no es inocente» y «No puedo respirar«, la frase que pronunció Floyd antes de morir asfixiado por un policía blanco que le apoyó la rodilla sobre su cuello durante casi nueve minutos hasta que el hombre ya no tuviera signos vitales. «El silencio blanco es violencia», coreaban también los manifestantes.
La canciller alemana, Angela Merkel, calificó hoy el crimen de Floyd de «racista» y «terrible». «Sabemos algo de racismo aquí y tenemos mucho que hacer al respecto. Me gustaría decirlo claramente», afirmó la jefa de gobierno alemana en una entrevista con Deutsche Welle.
Más temprano, la delegada de Integración del gobierno, Annette Widmann-Mauz, también había hecho referencia a una problemática que persiste en el país.
«El racismo también existe en Alemania: en la escuela, en la calle, en el trabajo, en los colectivos y trenes, en el círculo de amigos», enumeró la política democristiana, citada por la agencia de noticias alemana DPA.
Agregó que el racismo debe ser reconocido, nombrado y combatido en todas las áreas y alertó que es el caldo de cultivo ideológico para la violencia de extrema derecha.
En Francia, manifestantes que se convocaron por la redes sociales trataron de llegar a la embajada de Estados Unidos en París pese a que un juez había invocado el riesgo de contagio de coronavirus para prohibir la marcha.
Los manifestantes se toparon con un cordón de policías antidisturbios que les impidió llegar a la sede diplomática, que por otro lado había sido sellada con un impresionante anillo de barreras metálicas y bloques de concreto.
Los manifestantes también se congregaron en el Champs de Mars, al pie de la Torre Eiffel, y corearon lemas como «Policía asesina», «Sin Justicia, no hay Paz».
En Francia volvieron también al primer plano las denuncias de violencia policial de los últimos años, haciendo eco a la indignación mundial por la muerte de Floyd.
Los manifestantes que quieren “amplificar el movimiento internacional de solidaridad contra la impunidad de las fuerzas del orden” reclamaron así justicia por otro joven negro, Adama Traore, que murió en 2016 en una comisaría cerca de París tras ser detenido por la policía.
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