La Unión Europea manifestó este martes a China su interés en desarrollar la cooperación con Taiwán, isla sobre la que Pekín reclama soberanía, durante la XI ronda de diálogo estratégico de alto nivel China-UE, celebrada por videoconferencia.

El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, y el ministro chino de Exteriores, Wang Yi, participaron en la reunión, en la que abordaron las relaciones bilaterales pero también asuntos internacionales y regionales y retos globales como el cambio climático o la pandemia.

Entre otros puntos hablaron de Taiwán, y ahí Borrell destacó que la UE “siempre ha aplicado y va a continuar aplicando consistentemente su política de Una sola China”, según un comunicado del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).

Pero al mismo tiempo, la UE y sus Estados miembros “tienen interés en desarrollar la cooperación con Taiwán, un importante socio económico y de mentalidad parecida en la región, sin ningún reconocimiento de categoría de estado”, añadió.

Esa medida no fue bien recibida en Pekín, que respondió entonces que la apertura de ese centro socavaba «gravemente» la «soberanía» y la «integridad territorial» de China.

De acuerdo al Ministerio chino de Exteriores, Borrell puede haber asegurado hoy que «la UE no busca establecer intercambios oficiales» con la isla.

Por lo que respecta a la nueva estrategia de la UE para la región indopacífica, en la que quiere tener más presencia, también militar, Borrell aseguró que su naturaleza es “inclusiva” y que mantiene un “enfoque cooperativo”.

DERECHOS HUMANOS

En cuanto a los derechos humanos, uno de los asuntos más espinosos en la relación de la UE con China, Borrell subrayó la necesidad de retomar el diálogo específico sobre ese asunto entre las dos partes y confió en que su próxima reunión se pueda celebrar antes de que termine el año.

“Esto será crucial para abordar los desacuerdos entre la UE y China”, señaló el SEAE, que agregó que hoy trataron igualmente la situación en la región de Xinjiang and Hong Kong.

Las relaciones entre Pekín y Bruselas se agriaron después de que los Veintisiete sancionasen, el pasado 22 de marzo, a cuatro funcionarios y una entidad china por supuestas violaciones de los derechos humanos en la región uigur de Xinjiang.