La psicología detrás de tatuarse

La psicología detrás de tatuarse

¡Los tatuajes son antiquísimos! El cadáver humano más antiguo que se ha encontrado que aún conserva su piel es conocido como Otzi, fue hallado en los Alpes y data de la Edad de Hielo. Ostenta ¡61 tatuajes! Se piensa que podría tratarse de “hechizos” o algún tipo de acupuntura primitiva para aliviar dolores. Los egipcios también practicaban el arte de tatuarse. Se encontró una pareja de momias, de alrededor del año 3000 a.C, que tenían tatuados un toro y una oveja respectivamente.

El tatuaje parece estar en muchas culturas antiguas: los yoruba en Nigeria, los nativos americanos y hasta los Pictos de lo que ahora es Escocia. Pero los más famosos tatuadores han sido los habitantes del Archipiélago Austronesio: taiwaneses, micronesios y polinesios, quienes lo practican desde el año 1500 a.C.

Si hace apenas unas décadas los tatuajes eran una algo excepcional, ahora están más que normalizados; cada vez son más los que deciden grabar recuerdos en su piel. No es raro ver cantantes, actores y hasta políticos con estas marcas.

¿Por qué decidimos marcarnos para siempre?

La psicóloga Lara Pacheco, apunta que «las motivaciones por las que alguien decide hacerse un tatuaje, estando en 2020, son tan amplias como personas existen». Sin embargo, se ha podido lograr observar patrones de las motivaciones que las personas tiene para tatuarse. A continuación presentaremos algunos de estas motivaciones.

Capturar recuerdos en nuestra piel

Uno de los posibles motivos para tatuarnos es, de alguna manera, «fotografiar» un recuerdo en nuestra piel. Asimismo, explica que uno de sus grandes atractivos es que puede hacernos «sentirnos únicos, autodefinirnos, diferentes, o que nos puede ayudar a enmarcar un rasgo de personalidad, una creencia o valores». «Otro motivo por el que decidimos tatuarnos es como respuesta a un daño emocional vivido; el tatuaje es parte de aceptación de ese daño y resultado del proceso de resiliencia o de superación», según explica la psicóloga Sheila Estévez Vallejo.

Expresarnos sin hablar

Aunque en un primer lugar pueda parecer que las personas más extrovertidas y atrevidas tengan más predisposición a tatuarse, Lara Pacheco asegura que hay «pocos rasgos de personalidad que destaquen entre las personas que se tatúan». «Si lo generalizamos, podríamos decir que la característica común más importante es la búsqueda de un sentido de ‘unicidad’, el ser único u original», comenta la psicóloga. Pero, los tatuajes pueden incluso servir como herramienta de expresión para aquellas personas más tímidas. «Hay personas que prefieren poder autodefinirse sin tener que mediar palabra, sobre todo las más introvertidas o tímidas, y gracias a los tatuajes pueden hacerlo», apunta Sheila Estévez Vallejo.

Una forma de expresión intima o externa

Después de tomar la decisión de hacernos un tatuaje, llega otra elección complicada: elegir en lugar del cuerpo en que lo vamos a realizar, ya que podemos concebir este símbolo estético como algo íntimo o algo para ser mostrado. «Quienes se decantan por realizarlo en lugares visibles, como los brazos o las piernas, suelen querer lucirlos a modo de ‘joya’ o como algo que les identifica, que forma parte de la autoimagen y del mensaje que quiere que reciban los demás», dice Sheila Estévez Vallejo. Añade Lara Pacheco que la elección también puede depender de factores como la profesión de la persona, el dolor que crea que va sentir en una zona u otra, o simplemente el motivo estético de cómo quedará el tatuaje en cada lugar. «Si nos referimos a partes muy expuestas y poco habitualmente tatuadas, como las manos, el cuello y la cara, quizá sí que podamos decir que la persona que lo hace en estas zonas está más motivada a mandar un mensaje a los demás, más que solo a sí misma», apunta la profesional.

Recurso Terapéutico

«Es una de las funciones que más se han estudiado. Hay ejemplos muy obvios, como los tatuajes que se realizan para disimular cicatrices, o para realzar el cuerpo estéticamente tras una mastectomía», asegura Lara Pacheco. De igual forma, la profesional explica que se ha comprobado que un tatuaje puede ser una reafirmación tras superar un periodo difícil. Como ya hemos comentado, respecto a las motivaciones para hacerse un tatuaje, en ciertas ocasiones se puede asumir como símbolo de haber superado algo, de haber pasado por un cambio significativo en la vida o como reafirmación de valores personales.

Mitos y Estigmas

En la actualidad tatuarse tiene un significado personal y tiene una mayor aceptación social, sin embargo, existen varios mitos y también estigmas. Una realidad con respecto al tatuaje es que está mal visto por muchos sectores. Es todavía muy común encontrar un estigma con respecto al tatuaje porque se asocia con ciertas prácticas sobre todo delictivas. La relación más común que tenemos con respecto a los tatuajes es que la persona tatuada va a ser un delincuente.

Tiene que ver con una cuestión histórica. Cuando se introdujeron los tatuajes a la cultura occidental fue por la mayoría de marineros y piratas a los que se les asociaba con delitos. Esto no quiere decir que sea del todo equivocada esa asociación, dado a que grupos de pandilleros utilizan o utilizaban ciertos tatuajes para identificarse. Pero por supuesto que no es adecuado pensar que todos los que tienen un tatuaje van a ser personas delincuentes.

Los estereotipos surgen cuando tenemos poca información respecto a un tema, lo primero que hacemos es juzgar respecto a la apariencia y es en ese momento que resaltan estos prejuicios que tenemos internalizados por distintas razones, ya sea por la idea de que serán delincuentes o por idealismos religiosos. Lo mejor que podemos hacer es no asumir y darnos la oportunidad de conocer a las personas. Lo mas probable es que sus tatuajes sean una forma más de su autoexpresión e individualismo.

 

COMENTARIOS

WORDPRESS: 0