ESTADOS UNIDOS.
Desde la suite de un hotel en el centro de Chicago, la vicepresidenta Kamala Harris se preparó para el momento más importante de su vida política. Espera convertir el impulso con el que llegó a la Convención Nacional Demócrata esta semana en un movimiento que la lleve a la Oficina Oval.
Harris ha estado pensando en su discurso durante varias semanas, consciente de lo importante que está en juego. El presidente Joe Biden ha estado pensando en los argumentos que espera presentar en la última noche de la convención desde casi el momento en que se retiró de la primera posición de la lista demócrata.
Harris nunca ha sido considerada una de las mejores oradoras del partido. Sin embargo, su elocución de fiscal y su destilación de la política en términos comprensibles la han ayudado a galvanizar a multitudes desde que lanzó su candidatura hace menos de un mes
Harris ha ocupado el cargo de vicepresidenta durante más de tres años; sin embargo, los asesores opinan que los ciudadanos estadounidenses desconocen una gran parte de su biografía. Con la esperanza de que su campaña la ayude a definirse en sus propios términos: como fiscal, como luchadora, como hija de una madre soltera de clase media y más, Harris ha ido agregando fragmentos de su pasado en cada discurso durante toda la semana en Chicago.
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