MADRID, ESPAÑA
La temperatura media de la región mediterránea, y por tanto de España, subirá 2°C en los próximos 20 años, según un informe de Greenpeace, que concluye que España está entre los países del mundo que más está sufriendo y sufrirá los impactos del cambio climático si no se reducen las emisiones.
El informe, elaborado por la Unidad Científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unido), revisa publicaciones científicas existentes y detalla las tendencias y previsiones de impactos futuros del cambio climático y los eventos meteorológicos extremos en España.
Desde los 80, el ritmo del calentamiento en la zona mediterránea, y por tanto en España, ha superado la media global y se espera que en los próximos 20 años la región se caliente 2 grados, a menos que se reduzcan de forma inmediata y drástica las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global, según el documento.
Por cada grado adicional de calentamiento global, la respuesta en España será de hasta 1,5°C, con aumentos más pronunciados en zonas del interior del país.
En los escenarios con mayores emisiones, el calentamiento superará los 4°C a finales del siglo XXI y se prevé que aumenten las zonas del país que experimentarán entre 1 y 10 días de condiciones extremadamente cálidas y húmedas al año.
El calentamiento no sólo se dejará notar en tierra, pues se espera que la temperatura media de la superficie del Mediterráneo aumente entre 1,8 y 3,5°C para 2100. Las olas de calor marinas, también se darán en Cantábrico y Atlántico.
El calentamiento de la temperatura del agua de mar y del aire disminuyen la posibilidad de adaptación de los organismos marinos, lo que podría provocar extinciones locales y cambios a gran escala en la distribución de especies.
Además, el país experimentará sequías diez veces peores que las actuales, según el informe, que recoge que en el sur de Europa, más de un tercio de la población estará expuesta a la escasez de agua si la temperatura aumenta 2 °C. Este riesgo se duplica si el aumento es de 3°C.
En grandes áreas del Mediterráneo, se prevé que la frecuencia de sequías extremas suba entre el 150 y 200 % si la temperatura global aumenta 2°C.
Las precipitaciones serán cada vez menores y concentradas en menos eventos pero más intensos y, por tanto, con mayor riesgo de provocar daños. Así, el volumen de lluvia (nieve o granizo) en el día más lluvioso del año aumentará hasta un 10 %, y con él, el riesgo de inundaciones.
Los cambios socioeconómicos de las últimas décadas, que han llevado al abandono del medio rural y al aumento de superficie forestal, junto al calentamiento global hacen que aumente el riesgo de sufrir incendios más grandes e intensos y que escapan a la capacidad de extinción.
El incremento de las temperaturas impactarán en la salud, elevando el riegos de muerte por hipertermia; así como en la productividad laboral, con una pérdida generalizada de horas de trabajo; en la agricultura, con pérdida de cosechas; las ciudades, amenazadas por el efecto “isla de calor”, y la costa, donde población e infraestructuras peligrarán por la subida del nivel del mar.
Entre las medidas para revertir el proceso, Greenpeace reclama reducir a cero las emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2040 en toda la UE y en un 55 % para 2030 respecto a 1990, frente al objetivo del 32 % que actualmente maneja España en el borrador de revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). EFE
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