TIJUANA, MÉXICO
Toda una historia de terror enmarca los sucesos que tienen como protagonista a Anastasia Lechtchenko, una joven nacida en San Luis Potosí, México, luego de que sus padres decidieran mudarse antes de que ella naciera. La pareja se conoció mientras trabajaban como gimnastas en el Circo Ruso. No sería sino hasta 2015, cuando esta mujer dejaría a la luz pública las más oscuras intenciones de las que pueda llegar a ser capaz un ser humano.
De esas escenas que no ocurren todos los días y que oficiales de Policía, muchos de ellos con varios años en ejercicio, aseguran no haber visto nunca. Una les despertó toda sorpresa sobre lo que encontraron en la vivienda de Anastasia, ubicada en Tijuana, luego de que el novio y una amiga de ella terminaran por exponer el caso a las autoridades, tras haberles sido confesado el doble crimen.
Sobre Lechtchenko recae la responsabilidad de haber terminado con la vida de su madre, Yuliya Masney y de su hermana, Valeria, quien para el momento de los hechos tenía 11 años. Los reportes indican que la adolescente estaba bajo los efectos de drogas.
Una discusión con su progenitora fue el detonante que la habría llevado a asfixiar a su familia con una soga y, posteriormente, no dudar antes de tomar un cuchillo de la cocina para apuñalarla. El episodio de terror estaba hasta ahora comenzando, pues tanto Yuliya como Valeria fueron descuartizadas y encontradas en bolsas de plástico negras (a la primera sin su corazón y a la pequeña sin sus ojos).
En el momento de darse a conocer lo ocurrido, la Fiscalía aseguró que, según la joven, había emprendido esas acciones porque tanto su mamá como su hermana eran “unas brujas”. A quien algunos medios locales dedicaron portadas con titulares como “la descuartizadora de Tijuana”, se le condenó a 80 años de prisión.
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