Es viernes y el cuerpo lo sabe: La historia del calambre.

Es viernes y el cuerpo lo sabe: La historia del calambre.

Es casi seguro que si eres hondureño muy probablemente al leer el titulo sabias que no hablaríamos de la reacción fisiológica del cuerpo, sino de este famoso e icónico trago que es conocido por la mayoría. Esta bebida que volvió casi un tesoro a este bar, popularmente conocido como Tito Aguacate, lugar en donde tiene su origen los calambres.

El bar abrió sus puertas el 19 de febrero de 1945 bajo el mando de Pedro Madariaga y con el nombre de «New Bar». Dentro de los  empleados de Don Pedro se encontraba José Valentin Pereira, un joven trabajador que le sirvió de mesero y ayudante en la cantina por más de diez años. Después de muchos años de laborar con Don Pedro, José decidió comprarle en 1975 el negocio. Desde entonces se ha conservado como una reliquia de la familia Pereira. El nombre del bar sigue siendo «New Bar», sin embargo muy pocos lo conocen así ya que actualmente se conoce como «Tito Aguacate». Una combinación del apodo de José Pereira «Tito» puesto por los clientes frecuentes del bar y «Aguacate» porque no importa que época del año nunca faltan las famosas boquitas con aguacate del bar.

El trago nació en un día que Tito intentaba «curar» a uno de sus amigos de los efectos de la resaca o «goma» -como lo conocemos los hondureños- con un nombre bastante sugestivo porque quienes lo toman decían que después de injerirlo sentían en el cuerpo la sensación -ahora si la reacción fisiológica- de un calambre. Nombre que la bebida mantuvo. Los clientes hoy en día se acercan a la barra en búsqueda de una cura para la resaca o iniciar una con la bebida.

La receta de esta bebida no es un secreto, se prepara a base de un shot de ginebra, otro de vino tinto, cuya calidad no es la mejor, jugo de limón, azúcar y hielo, luego viene el toque especial que es revolverlo en un bote de vidrio, como los de mayonesa o jaleas y servirlo.

Mas que un bar la casa de esquina en el centro de la capital, donde se localiza Tito Aguacate, con paredes de adobe y techo de tejas de barro que data de hace unos 150 años. Se volvió el punto de reuniones y convivencia de poetas, músicos, escritores, deportistas, abogados, entre otros que se juntaban para conversar, pasar un memento a meno, discutir temas importantes o relajarse y disfrutar de los calambres. Tito Aguacate representa un pedazo de la cultura capitalina y que fue declarado como patrimonio cultural.

 

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