ESTADOS UNIDOS
“Aunque los detractores del Templo Satánico pueden cuestionar la santidad de esta controvertida organización, la santidad de las protecciones a la Primera Enmienda debe prevalecer”. Este fue el argumento con el que un juez federal de Pennsylvania puso fin a la batalla legal en torno a establecer o rechazar un “club satánico” para después de clases en un distrito escolar del estado.
El veredicto que el juez del Distrito Este de Pennsylvania, John M. Gallagher, emitió la semana pasada señala que los programas que impartirían miembros del Templo Satánico, la primera iglesia en su tipo reconocida por el gobierno federal, en el Distrito Escolar de Saucon Valley están garantizados por la libertad de creencia religiosa, uno de los principales derechos constitucionales de este país.
El Saucon Valley tiene una matrícula de más de 1,900 estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria, que reciben clases en un mismo complejo de 106 acres en Hellertown.
Esta nueva victoria judicial del Templo Satánico le permite ingresar a nuevos planteles. El grupo logró entrar (o lucha por ello) a escuelas públicas de California, Virginia, Colorado, Illinois, Ohio, Utah y Oregon. El movimiento avanza gracias a demandas y ha generado preocupaciones entre varios padres cristianos, incluso alguien lanzó una amenaza de tiroteo contra un instituto, lo que desató a una enorme respuesta policial.
“Educando con satanás”, se lee en una sección de la página de internet de esta organización que explica lo que se enseña en un After School Satanic Club (ASSC). Según el grupo, este programa ofrece “proyectos de servicio comunitario, juegos, actividades basadas en la naturaleza, artes y manualidades, inspirados y alineados con las virtudes satánicas de benevolencia, empatía, pensamiento crítico, resolución de problemas, expresión creativa, soberanía personal y compasión”.
El Templo Satánico fue fundado hace una década por Malcom Jarry y Lucien Greaves, quienes se conocieron mientras estudiaban en Harvard. Tienen un polémico templo en honor a Lucifer en Salem, a 19 millas al norte de Boston, en Massachusetts. Sus seguidores no consideran al diablo como una personificación del mal, sino como una “figura heroica que lucha contra la autoridad tiránica y por la humanidad”. El objetivo de su culto, señalan, es garantizar que se respete la libertad religiosa, mantener la separación entre el gobierno y la iglesia, y exigir el mismo trato que otros grupos religiosos.
Una amenaza de tiroteo por el Club Satánico
Los veredictos en tribunales federales que ya le favorecieron han sentado precedentes importantes. En el caso contra el Distrito Escolar de Saucon Valley se mencionaba que ya habían dado luz verde a su solicitud para formar el club, pero todo dio un giro cuando los padres de familia se quejaron.
“Posterior a esa aprobación, pero sin que el distrito escolar lo supiera, TST (acrónimo de Templo Satánico) participó en una campaña provocativa en las redes sociales que engañó a los padres y miembros de la comunidad, incluso a personas ajenas en todo el país, de que el distrito estaba patrocinando al club”, asegura un documento de 26 páginas que Fox Rothschild, abogado del Saucon Valley, sometió a la corte el pasado 11 de abril.
“Como resultado, el distrito recibió una avalancha de correos electrónicos y llamadas de padres y miembros de la comunidad confundidos y preocupados porque el distrito estaba patrocinando un club ‘para Satanás’”, agrega el expediente judicial.
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