China cierra filas con los talibanes y busca ser el motor económico de sus planes en Afganistán

China cierra filas con los talibanes y busca ser el motor económico de sus planes en Afganistán

El ministro de Exteriores de China, Wang Yi, encabezó este martes los primeros encuentros de alto nivel entre Beijing y el nuevo régimen talibán, al que ha trasladado que el gigante asiático no se inmiscuirá en la gobernabilidad afgana más allá de pedir inclusividad política y buenas relaciones entre vecinos.

Con Doha por escenario, Wang se ha visto en primer lugar con el vice primer ministro Abdul Ghani Baradar, y luego con el responsable de Exteriores dentro del nuevo gabinete afgano, Amir Jan Muttaqi, para hablar de cuestiones políticas y económicas, según las cuentas oficiales de los talibanes en Twitter.

Los talibanes siempre han defendido que quieren mantener buenas relaciones con China y que protegerán sus intereses en Afganistán. Por su parte, Beijing ha apostado por una visión pragmática del nuevo escenario afgano y, al contrario que la mayoría de los países occidentales, ha mantenido abierta su Embajada en Kabul incluso en los momentos de mayor incertidumbre.

El ministro chino ha dejado claro ante sus interlocutores que China respeta la soberanía, la independencia y la integridad territorial del país vecino, al que ha tendido la mano sin embargo para trabajar en aras de la estabilidad y de la reconstrucción. Wang citó los múltiples desafíos a los que se enfrenta el país centroasiático, entre los que se encuentran “la crisis humanitaria, el caos económico, las amenazas terroristas y el difícil gobierno” y añadió que, para superarlos, Afganistán necesita “comprensión y apoyo” por parte de la comunidad internacional.

Wang coincide en que es momento de transformar el “caos” en buen gobierno, como recoge la prensa oficial, que incluye entre los desafíos pendientes de Afganistán las amenazas terroristas, la crisis humanitaria o el colapso económico. El jefe de la diplomacia china espera que los talibán sean capaces de unir a las distintas comunidades y facciones y garanticen los derechos de colectivos vulnerables como las mujeres.

Asimismo, se ha ofrecido para paliar las necesidades humanitarias, lo que ha incluido también un llamamiento a Occidente -con especial mención a Estados Unidos- para que levanten las sanciones que puedan entorpecer la entrada de esta asistencia.

La reunión en Doha, capital de QatarLa reunión en Doha, capital de Qatar

Baradar, al igual que han hecho otros milicianos previamente, ha prometido que trabajarán en favor de la estabilidad y de la inclusión, si bien por ahora su régimen provisional no incluye ni a mujeres ni a ningún representante de minorías perseguidas como los hazaras. Según prometió, “no se privará (a las mujeres) del derecho a la educación y al trabajo”.

El canciller chino también instó a los talibanes a “adoptar políticas amistosas” con respecto a sus países vecinos y les recordó que el Movimiento Islámico de Turkistán Oriental (ETIM), grupo secesionista de la región noroccidental china de Xinjiang, está clasificado como grupo terrorista por la ONU, razón por la cual Wang “espera y cree” que los talibanes “romperán” cualquier lazo con ellos.

En este sentido, le ha exhortado a los talibán a romper todo lazo con la organización y a tomar medidas eficaces para combatirla.

El canciller chino ya recibió a finales del pasado julio a una delegación de los talibanes en la ciudad nororiental china de Tianjin, donde los describió como una “fuerza militar y política crucial” en Afganistán.

Desde entonces, China ha proporcionado ayuda humanitaria a Afganistán en forma de alimentos, vacunas anticovid y ropa de invierno y ha aprovechado la coyuntura para arremeter contra la política exterior de Washington, aunque también busca proteger sus proyectos de inversiones en Asia Central y evitar la propagación del terrorismo regional.

La prioridad china es evitar verse afectada por las hostilidades en Afganistán, país con el que comparte unos 60 kilómetros de frontera en la región noroccidental de Xinjiang, una zona habitada parcialmente por etnias minoritarias musulmanas en la que durante las últimas décadas se han registrado ataques de distinta índole.

(Con información de Europa Press y EFE)

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