TEGUCIGALPA, HONDURAS
Hoy he decidido desafiliarme al Partido Nacional, mismo al que he pertenecido desde siempre y con mucho orgullo, al igual que mi abuelo, mi padre y mis hermanos. Esta es una decisión sumamente dificil, pues al dejar al Partido Nacional, dejo atrás a personas y amigos que admiro, y lo dejo con la tristeza propia de quien deja casa y familia, pero siempre he creído importante en esta vida ser consecuente y concordante con mis ideales.
El Partido no tiene culpa alguna por las malas actuaciones de sus lideres del pasado reciente. Luego de recibir la peor derrota electoral, se sigue actuando como si nada hubiese ocurrido. Es hora de rectificar.
Desde hace mucho tiempo por culpa de los politicos de siempre, Honduras sufre, sangra, y llora con la angustia y el miedo en cada esquina. Puedo entender la desesperanza, porque muchas veces la he sentido, al igual como la siente cada familia a quien día a día le quitan el derecho de sonar con un futuro mejor.
Y es esa clase política, tanto de los tradicionales, de los inestables y no digamos los zurdos que hoy gobiernan, la mayor responsable que el desempleo, la inflación, la impunidad y la inseguridad nos reviente en la cara todos los días.
Honduras necesita un cambio profundo, un cambio radical, no tibio ni timorato. Entonces dejemos la queja y pasemos a la acción, y enfrentemos juntos con gente nueva, nuevas ideas, con mano dura y manos limpias, el desempleo, la corrupción y la criminalidad. Por eso hoy inicio un nuevo camino, una nueva etapa y convoco a todos los hondureños a una gran Revolución Electoral.
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