De acuerdo con la American Psychological Association, el estrés es una reacción de tensión que se activa ante un desafío o demanda y no siempre es malo para nosotros, ya que, pequeñas dosis de estrés nos ayudan a reaccionar ante una situación de peligro. El problema se presenta cuando se vuelve parte de ti y te acostumbras a sus síntomas al grado que ni siquiera te das cuenta cuando tu cuerpo envía señales de alerta, las cuales, ignorarlas puede ser fatal para tu salud.

Principales tipos de estrés:

Estrés agudo: Cuando desaparece a corto plazo y no afecta tu calidad de vida, por ejemplo, cuando tienes que hablar en público y no te gusta o cuando estás en una entrevista de trabajo. Todos hemos experimentado este tipo de estrés en algún momento de nuestras vidas.

Estrés crónico: Este tipo de estrés permanece en nuestro cuerpo durante semanas, meses e incluso años y te acostumbras a los síntomas del estrés crónico que no te das cuenta que es un verdadero problema y en cualquier momento le pasarán la factura a tu salud.

Cuando padecemos de estrés crónico nuestras defensas se debilitan y aumenta la producción de sustancias como la adrenalina, dopamina, noradrenalina y el cortisol. Por una parte, la adrenalina y noradrenalina dilatan los vasos sanguíneos de los órganos vitales para “preparar” al cuerpo ante cualquier situación de riesgo, pero, por otro lado, el cortisol aumenta la glucemia y por lo tanto transforma la grasa en energía.

Cuando estas sustancias aumentan, se pueden presentar problemas cardíacos y desarrollar los siguientes padecimientos:

  • Depresión
  • Elevan los triglicéridos (en esta nota te digo cómo bajarlos)
  • Insuficiencia cardiaca
  • Diabetes
  • Activar el virus de la culebrilla o herpes zóster
  • Problemas de la tiroides

ya sabes cómo se ven los síntomas del estrés en tu cuerpo y que probablemente sean señal de que tu organismo ya no lo soporta. Recuerda que si no lo controlas, a largo plazo podrías desarrollar enfermedades que puedan perjudicar seriamente tu salud.