ESTADOS UNIDOS
Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Keck, de la Universidad de Carolina del Sur (Estados Unidos), vinculó el consumo regular de comida rápida con el deterioro de la salud del hígado. En especial, en grupos de alto riesgo, como los pacientes con obesidad y diabetes.
Se analizaron datos sobre la dieta y las mediciones del hígado graso en 4000 adultos. Así, los expertos determinaron que aquellos que consumen el 20 % o más de sus calorías diarias en comida rápida, tienden a tener un riesgo más elevado de hígado graso no alcohólico en comparación con quienes ingieren menos cantidad o nada.
Y aunque los pacientes con enfermedades metabólicas son los más vulnerables a esta complicación, las personas sanas no están exentas de riesgo. Respecto a esto, Ani Kardashian, hepatóloga de Keck Medicine y autora principal del estudio, dijo lo siguiente:
Los hígados sanos contienen una pequeña cantidad de grasa, por lo general menos del 5 %, e incluso un aumento moderado de grasa puede conducir a la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Del grupo de pacientes encuestados, un 52 % informó consumir alguna comida rápida. De estos, el 29 % consumía una quinta parte o más de calorías diarias con este tipo de comidas. Fue justamente en este último grupo en el que se observó un aumento relevante en los niveles de grasa en el hígado.
Se catalogó como comida rápida a las pizzas, las hamburguesas, las papas fritas y los hot dogs que suelen venderse en los restaurantes de cadena. Otros platos abundantes en grasas trans y azúcares pueden incluirse en esta categoría.
Con estos hallazgos, los autores del estudio alientan a las personas a buscar opciones de alimentación más saludables. Además, la Dra. Kardashian apunta a la necesidad de políticas públicas de salud que faciliten el acceso a alimentos nutritivos:
Esto es especialmente importante, ya que más personas recurrieron a las comidas rápidas durante la pandemia y el precio de los alimentos aumentó drásticamente durante el último año, debido a la inflación.
Sobre la enfermedad del hígado graso no alcohólico…
La enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) abarca un espectro de afecciones hepáticas vinculadas a los trastornos metabólicos. Su principal característica es un aumento en el contenido de grasa en el hígado en ausencia de una ingesta significativa de alcohol.
De acuerdo con información divulgada en Journal of Family Medicine and Primary Care, se trata de la afección hepática crónica más común en el mundo. Se estima que su prevalencia se ubica en, aproximadamente, un tercio de la población mundial.
Si bien su causa exacta no está establecida, su desarrollo tiene una estrecha relación con el sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2 y los niveles altos de triglicéridos y colesterol en la sangre.
En algunos pacientes, el exceso de grasa almacenada en las células hepáticas causa esteatohepatitis no alcohólica, que se caracteriza por la inflamación del hígado. Sin un tratamiento oportuno, esto puede progresar hacia enfermedades más graves, como la cirrosis, la insuficiencia hepática y el cáncer de hígado.
¿Cómo cuidar la salud del hígado?
La aparición de trastornos hepáticos supone una disminución en la calidad de vida. Y es que el hígado interviene en alrededor de 500 funciones vitales, entre las que se destaca la descomposición y eliminación de toxinas presentes en la sangre, el almacenamiento de nutrientes, la regulación de los niveles de azúcar sanguínea, el proceso de coagulación, entre otros.
De ahí la importancia de adoptar un estilo de vida que mejore su salud y que ayude a la prevención de complicaciones. Para ello, resulta clave mantener un peso corporal saludable, adoptar una buena alimentación y hacer ejercicio físico regular.
Un estudio compartido a través de Hepatobiliary Surgery and Nutrition destaca que modelos de alimentación, como la dieta mediterránea —caracterizada por una ingesta abundante de aceite de oliva, frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, legumbres y pescado—, mejoran de manera gradual la gravedad de la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
En conjunto con la dieta, este documento señala que la actividad física es clave para la prevención y el tratamiento de este trastorno, puesto que incide de forma positiva en el metabolismo hepático. Se recomienda la práctica semanal de al menos 150 minutos de ejercicios de intensidad moderada
COMENTARIOS