CHINA
La pandemia de covid-19 dejó de ser la principal preocupación de la humanidad en 2022, desplazada por la guerra en Ucrania y la crisis económica asociada a ella, pero este año los contagios fueron incluso más que en los dos años anteriores, y llegaron a sacudir socialmente a China, el país donde se originó.
La variante ómicron, descubierta a finales de 2021 y que se expandió rápidamente durante los primeros meses de este año al ser más contagiosa que las anteriores, cambió el signo de la pandemia: ésta golpeó a más gente que nunca, pero de forma menos grave.
“La intensidad del contagio de ómicron que vimos este año fue impresionante, en la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvimos que rediseñar las curvas de contagio ante el fuerte aumento de casos”, recordó en comentarios a EFE la jefa de la unidad técnica anticovid del organismo, Maria Van Kerkhove.
Se llegaron a batir récords de hasta 23 millones de casos globales a la semana en enero, cifras que cuadruplicaban los máximos de 2020 y 2021, y en lo que va de año ha habido 330 millones de contagios confirmados, más de la mitad de los de toda la pandemia, y eso sin contar los muchos que ya no se reportan por ser leves.
Pronto se comprobó que la explosión de casos no iba asociada a un pico igual de muertes, ni a hospitales saturados, por lo que a nivel social y político la alerta se redujo, justo en el momento en el que la invasión rusa de Ucrania redirigió las portadas de la prensa hacia otros temas.
Incluso en el sector sanitario causó más alarma a mediados de este año un brote de viruela del mono (rebautizada por la OMS como “mpox”), pese a que sus cifras (80.000 casos globales y medio centenar de muertes) no pueden bajo ningún punto de vista compararse con las del covid.
La mayoría de los países levantaron en 2022 las medidas de prevención en sus fronteras, las mascarillas dejaron de usarse masivamente y volvieron sin casi limitaciones la generalidad de los grandes eventos, como el Mundial de Qatar.
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