SUECIA
Cada vez menos personas utilizan el efectivo como método de pago gracias al avance de las nuevas tecnologías y al desarrollo de aplicaciones para el envío de dinero. En este sentido, la economía de Suecia está a punto de convertirse en uno de los primeros países europeos completamente digital el próximo año.
Como explican desde RiskBank, Suecia y Noruega son los países en los que la cantidad de dinero en efectivo en circulación ha disminuido en la última década. «El desarrollo en Suecia no puede explicarse por causas tradicionales. Por lo general, el volumen de efectivo aumenta con un PIB más alto, y los países con tasas de interés altas y poblaciones jóvenes suelen tener volúmenes de efectivo relativamente más pequeños».
Lo más curioso es que Suecia fue también el primer país en emitir el primer billete en todo el mundo en el 1661. Ahora, Suecia está en camino de ser totalmente digital para marzo de 2023, tal y como detallaba la analista de Deutsche Bank Research, Marion Laboure.
La experta señala que el efectivo en Suecia lleva en «constante declive» desde el año 2007. De hecho, a partir del segundo trimestre de 2022, el efectivo en circulación representaba solo el 1,25% del PIB, recogen en Deutsche Bank (DB).
«No creo que la gente en Suecia sepa cómo son las diferentes monedas en este momento», señala Anders Ohlsson, jefe de Ventas de Gestión de Efectivo Corporativo, Países Nórdicos, de Deutsche Bank Corporate Bank. Suecia está a la cabeza como país que busca eliminar el efectivo en circulación, seguida de China y Brasil. En China, destacan en DB, la moneda en circulación ha experimentado una reducción del 11% del PIB en 2021 a poco más del 8,5% en el segundo trimestre de 2022.
No obstante, esta tendencia está lejos de ser mundial. «El efectivo es el rey cuando hay una crisis, como un shock financiero o una pandemia», subraya Laboure. El propio Deustche Bank Research llevó a cabo una encuesta con más de 3.600 personas de Estados Unidos, Reino Unido, China, Alemania, Italia y Francia que desveló que uno de cada tres estadounidenses y europeos todavía considera el efectivo como método de pago preferido.
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