BRUSELAS
El agua es el principal recurso natural en el planeta para el desarrollo de la vida humana y, por ende, el progreso de las sociedades. No obstante, desde hace siglos, este recurso comenzó a ser explotado de manera desmedida, por lo que organizaciones internacionales durante la segunda mitad del siglo XX emprendieron esfuerzos para el cuidado de dicho bien.
Las principales civilizaciones en el mundo se asentaron cerca de ríos que permitieron que sus pueblos prosperaran. Tal fue el caso de Egipto, sobre el río Nilo; los sumerios cerca del río Tigris y Éufrates o la gran Tenochtitlan en el lago de Texcoco.
El agua fue tan preciada que incluso las sociedades politeístas le rendían culto a través de distintas deidades, como Tláloc por los nahuas en Mesoamérica, Mama Cocha, Madre de las Aguas, para los incas o Yemayá, diosa de la fertilidad —asociada a los ríos y los mares— para los yoruba de Nigeria.
No obstante, el mal uso de los recursos hídricos ha ocasionado el colapso de sociedades y, en la actualidad, socaba el desarrollo humano. Al día de hoy, 1.4 millones de personas mueren a causa de enfermedades relacionadas con el saneamiento y la falta de higiene del agua, mientras que 74 millones más verán mermada su vida, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por qué se celebra el 22 de marzo
En 1992, la ONU declaró el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua, con el fin de crear conciencia sobre el cuidado de los recursos hídricos en todo el globo.
La efeméride fue propuesta en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que tuvo lugar en Río de Janeiro, Brasil, en aquel año. La Asamblea General de la ONU adoptó la resolución el 22 de diciembre de 1992 y declaró el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua.
Desde entonces, cada año se celebra con una temática en específico. La primera de ellas —en 1994— fue “Cuidar de nuestros recursos hídricos en cosa de todos”, mientras que este 2023 es “Acelerar el cambio para resolver la crisis del agua y el saneamiento”.
Y es que, de acuerdo con la ONU, actualmente miles de millones de personas aún no ven garantizados sus derechos humanos sobre el agua, pues una de cada cuatro personas en todo el mundo carecen de agua potable segura, mientras que la mitad de la población mundial padece la falta de saneamiento seguro. Además, 44% de las aguas residuales no reciben un tratamiento seguro.
Otros datos preocupantes son que en el que 80 por ciento de los hogares sin acceso a agua corriente, son las mujeres y niñas las encargadas de su recolección; el 80% de las aguas residuales son vertidas en ríos y mares sin tratamiento, y que hacia 2050, la extracción de agua aumentará en el 55%.
Por ello, el próximo informe sobre Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2023 estará centrado en la creación de alianzas y asociaciones para mejor la cooperación y acelerar el progreso hacia los objetivos planteados pues, según estimaciones de la ONU, los gobiernos deben de trabajar cuatro veces más rápido para cumplir con el ODS 6 en tiempo.
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