El juicio contra el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández fue fijado este viernes para el próximo 10 de mayo a las 11.00 de la mañana por parte del juez de instrucción del Tribunal Federal del sur de Nueva York, Stewart D. Aaron.
El acusado, asistido por un intérprete, no se trasladó hasta la corte, sino que se conectó por videoconferencia desde la prisión a la que fue enviado el jueves tras su extradición desde Honduras, y se limitó a decir que conocía los cargos por los que está siendo acusado y que le pueden costar la cadena perpetua.
Hernández, de 53 años, va a ser acusado de delitos que van desde 2004 a 2022, por los tres cargos siguientes: conspiración para la importación de cocaína, posesión de ametralladoras y armas pesadas y conspiración para la posesión de esas ametralladoras y armas. Estos dos últimos delito pueden merecer la cadena perpetua.
Vestido con una camisa blanca y una chaqueta acolchada azul -es decir, no llevaba el uniforme de los presidiarios-, Hernández se mostró tranquilo y muy atento a las explicaciones de su abogado Raymond Colon, mientras daba sorbos a una coca-cola, sin despegarse de su teléfono en ningún momento.
Aaron le leyó sus derechos -no incriminarse con sus declaraciones, tener un abogado de oficio o de su elección, tener asistencia consular, entre otros-, pero no le preguntó en esta primera sesión de instrucción si se declara culpable o inocente.
Colón le comunicó al juez que Hernández «por el momento» acepta la detención pero «se reserva el derecho a pedir salir bajo fianza».
Algunos ciudadanos hondureños habían entrado a la sala de vistas para ver a su expresidente en el circuito de televisión, mientras que un grupo más ruidoso de ellos se concentró en la entrada del tribunal gritando contra él, llamándolo narcotraficante y pidiendo que se le castigue con tres cadenas perpetuas.
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