Los astrónomos detectaron el pasado marzo un distante planeta donde probablemente llueve hierro.
Si bien esto parece sacado de una película de ciencia ficción, se trata del estado natural de uno de los muchos mundos extremos que estamos descubriendo en la actualidad.
Este exoplaneta, denominado Wasp-76b, orbita tan cerca de su estrella principal que sus temperaturas diurnas superan los 2.400 °C, lo suficientemente caliente como para vaporizar metales.
Pero el lado nocturno de este objeto astronómico es 1.000 grados más frío, lo cual permitiría que esos metales se condensen y produzcan una lluvia.
Los astrónomos detectaron el pasado marzo un distante planeta donde probablemente llueve hierro.
Si bien esto parece sacado de una película de ciencia ficción, se trata del estado natural de uno de los muchos mundos extremos que estamos descubriendo en la actualidad.
Este exoplaneta, denominado Wasp-76b, orbita tan cerca de su estrella principal que sus temperaturas diurnas superan los 2.400 °C, lo suficientemente caliente como para vaporizar metales.
Pero el lado nocturno de este objeto astronómico es 1.000 grados más frío, lo cual permitiría que esos metales se condensen y produzcan una lluvia.
Vientos de hasta 18.000 kilómetros por hora
El exoplaneta, que está a 640 años luz de la Tierra, está tan cerca de su estrella que solo le toma 43 horas completar su rotación.
Otra característica interesante de este objeto es que su cara visible siempre está apuntando a su estrella, un comportamiento que los científicos llaman acoplamiento de marea o rotación sincrónica. La Luna de la Tierra hace exactamente lo mismo: solo vemos un lado de ella.
Esto significa que el lado diurno permanente del Wasp-76b se está rostizando de manera constante.
De hecho, esta parte debe ser tan caliente que todas las nubes estarían dispersas y las moléculas de su atmósfera divididas en átomos individuales.
Además, la diferencia extrema de temperatura entre las partes iluminadas y no iluminadas del exoplaneta generaría vientos feroces, de hasta 18.000 kilómetros por hora, explica el equipo del doctor Ehrenreich.
Mientras usaban el ESPRESSO, los científicos detectaron una fuerte marca de vapor de hierro en la frontera nocturna del Wasp-76b, o donde el día le da paso a la noche en ese planeta.
Pero cuando el grupo observó la transición a la mañana, la marca de hierro desapareció.
«Lo que suponemos es que el hierro se condensa en el lado nocturno, que, aunque es caliente (y alcanza los) 1.400°C, es lo suficientemente frío como para que el hierro pueda condensarse en forma de nubes, como la lluvia, posiblemente como gotas. Estas podrían caer en las capas más profundas de la atmósfera a la que no podemos acceder con nuestras herramientas», asegura Ehrenreich.
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