Antes de ver al presidente, pase por el túnel. Vladimir Putin está protegido del coronavirus por un conducto especial: un túnel de desinfección por el que debe pasar cualquier persona que visite su residencia en las afueras de Moscú. Se entra con la mascarilla puesta y varios pulverizadores diseminan desinfectante por todo el cuerpo desde arriba y desde los lados.
Todos los que lo atraviesan se ven envueltos por una «nube de agua fina» que cubre la ropa y las áreas expuestas del cuerpo con una solución desinfectante, informa la agencia estatal RIA Novosti.
Este túnel de protección fue instalado hace semanas en su residencia oficial de Novo-Ogariovo, en las afueras de Moscú. Allí es donde Putin suele despachar y recibir visitantes, pues desde 2013 evita en lo posible acudir al Kremlin para no crear atascos con su comitiva, según dijo en su momento.
Anteriormente, el gobernador de Penza, Ivan Belozertsev, dijo que la empresa Motor Technologies (dedicada a la creación de equipos para lavar piezas de automóviles y empresas industriales) había sufrido contagios por la pandemia en mayo. Así comenzó a producir túneles de este tipo. Los programadores de Penza desarrollaron incluso un software que proporciona un sistema de reconocimiento facial y medición de temperatura. Poco después, varios responsables de la residencia del presidente se pusieron en contacto con los gerentes de la planta.
Algunos países como Singapur llevan tiempo usando túneles de desinfección en entradas de empresas o lugares concurridos, según ‘The Straits Times’. Se usa un desinfectante no tóxico que requiere que las personas pasen de 10 a 20 segundos en el túnel, que según los creadores destruye «hasta el 99,9% de los virus y bacterias en todas las superficies». Actúa sobre la piel expuesta, la ropa y otros artículos personales. También es seguro respirar durante el tiempo que se pasa dentro, según la empresa A1 Facility Services. El precio en el mercado de estos túneles es de unos 4.000 euros. Otras empresas instalan un modelo similar por 12.000 euros. Diversos especialistas han puesto en duda que esa efectividad en la desinfección se logre en todo momento, pues depende de muchos factores.
EL ENTORNO DE PUTIN, INFECTADO
Parece que el túnel hace que el presidente, de 67 años, se sienta más seguro ante el avance del coronavirus en su entorno. El portavoz de Putin, Dimitri Peskov, dijo en abril que cualquiera que se reuniera con Putin en persona se tenía que hacer la prueba del virus. Un mes después, el propio Peskov dijo que él mismo había resultado infectado. Para entonces los casos de coronavirus se han ido acumulando en el entorno de Putin en cuestión de semanas. Antes también dieron positivo el primer ministro, Mijail Mishustin; el ministro de Obras, Vladimir Yakushev; y la de Cultura, Olga Lubimova. También estuvo convaleciente el subjefe de la Administración Presidencial, Serguei Kirienko, uno de los principales colaboradores del presidente.
Rusia ha registrado ya más de 538.000 infecciones, la tercera cifra más alta de casos en el mundo después de Brasil y Estados Unidos, algo que atribuye a un programa de pruebas masivas. Putin, que desde su residencia mantiene reuniones periódicas por videoconferencia con el gobierno y el gabinete de crisis, ha tenido menos presencia de lo habitual. Ha ganado protagonismo Serguei Sobianin, el alcalde de Moscú, ciudad considerada el epicentro de la pandemia. Ahora ha trascendido que la segunda urbe más grande de Rusia, San Petersburgo, tuvo la tasa de mortalidad por coronavirus más alta entre todas las ciudades rusas en el mes de abril, un dato que llega tras un nuevo análisis de los datos oficiales.
Hasta la fecha, 13 ciudades rusas cancelaron sus planes de celebrar desfiles del Día de la Victoria el 24 de junio debido al coronavirus, informó el diario ‘Kommersant’. Moscú sigue adelante con sus preparativos de desfile y reabrió esta semana las terrazas. Eso sí, las autoridades rusas han instado a los hoteles a prohibir que las parejas no casadas reserven una habitación, alegando se intenta así prevenir la propagación del coronavirus. En la calle los moscovitas apenas usan las medidas de protección dictadas por el gobierno.
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