El ensayo de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca en Estados Unidos ha estado en espera durante más de dos semanas.
Quedan preguntas cruciales sobre las enfermedades neurológicas que sufren los participantes del estudio que recibieron inyecciones de la vacuna experimental.
AstraZeneca y su socio, la Universidad de Oxford, han dado varios relatos de los voluntarios enfermos.
“Su información debe ser consistente, y cuando no es consistente, eso genera preguntas”, dijo el Dr. Harland Krumholz, director del Centro de Investigación y Evaluación de Resultados de la Facultad de Medicina de Yale.
Krumholz y otros científicos dijeron que la naturaleza de las enfermedades neurológicas de los participantes es importante.
Si los dos sujetos del estudio tuvieran condiciones similares, eso generaría más preguntas sobre si la vacuna es la culpable.
Si sus condiciones son diferentes, eso podría sugerir que fueron al azar y no el resultado de la vacuna.
La pausa de la prueba se anunció el 8 de septiembre. En Reino Unido, el ensayo se reanudó cuatro días después.
Los científicos le dijeron a CNN que están contentos de que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) se esté tomando el tiempo para revisar las enfermedades de los participantes.
“Tiene sentido que la FDA quiera seguir investigando”, dijo Mark Slifka, inmunólogo de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon.
«La seguridad en el centro de todo»
En un evento el jueves en el Foro Económico Mundial, el director ejecutivo de AstraZeneca, Pascal Soriot, dijo que «debemos poner la seguridad en el centro de todo lo que uno hace».
Añadió que el público debe confiar en la FDA en cuanto a las decisiones sobre vacunas.
“Realmente tienes que amar las teorías de la conspiración para creer que todos los reguladores del mundo estarán de acuerdo en defender una vacuna que no es segura y efectiva”, dijo Soriot.
«La gente debe aceptar que tiene que confiar en alguien en algún momento».
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