Los medios de comunicación en Centroamérica atraviesan un “panorama oscuro” y un “desierto informativo” tras el cierre de varios medios informativos, no solo como consecuencia de la pandemia de la covid-19, sino también por la represión que sufren, sobre todo en países como Nicaragua y El Salvador, señaló el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Jorge Canahuati.
Canahuati, quien también está a cargo del Grupo Organización Publicitaria (Opsa), sostuvo durante la presentación del informe «Los Medios de Comunicación en Centroamérica: situación actual y perspectiva», que estos están viviendo sus peores momentos, situación que se ha agravado de manera acelerada desde el establecimiento de la pandemia.
En el evento, organizado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), se presentaron los principales resultados del informe Latin American Communication Monitor 2020-2021.
“En muchas sociedades los medios han sucumbido, han dejado de existir, se ha creado lo que nosotros llamamos ´los desiertos informativos´. El manejo de los asuntos públicos se ha deteriorado por causa de ausencia de un auditor social o de un medio de comunicación para poder hacer su labor”, señaló.
Siguiendo esta línea, compartió que “el efecto del embate que están recibiendo los medios no solo está en ese elemento económico que ha causado la pandemia, sino que seguimos sufriendo de una terrible impunidad por todos los crímenes contra los periodistas”.
Y agregó que continúan observando como los espacios de libertad de expresión están cerrando. “En Centroamérica tenemos el triste y terrible caso de Nicaragua, conocemos las últimas decisiones de la dictadura Ortega Murillo. También estamos preocupados por como el Gobierno de (Nayib) Bukele, en El Salvador, está arremetiendo contra los medios y periodistas independientes”, lamentó.
Pero también, entran en juego las amenazas del crimen organizado en contra de periodistas en diferentes países como México, Brasil, Colombia y Honduras, así como la falta de leyes de acceso a la información pública en algunas regiones.
Lo que a criterio de Canahuati, “pinta un panorama bastante oscuro, los medios eran económicamente fuertes en el pasado, hace cinco o 10 años, y eso les daba la capacidad de ser independientes y de poder hacer su rol lo mejor posible. Esa es la lucha que tienen ahora, cómo poder lograr esos cometidos”, añadió.
Medios de comunicación, pilar de la democracia
El presidente de la SIP también indicó que recientemente, el secretario general de la ONU, António Guterres, expresó mediante un comunicado su preocupación por la situación y planteó la necesidad de trabajar para prevenir que la pandemia extinga los medios de comunicación de todo el mundo.
“Recomendaron a los gobiernos y sus Estados miembros la creación de un fondo de apoyo a medios de comunicación de, aproximadamente, 1 millón de dólares, esto tiene un impacto. La importancia de los medios está no solo en informar al público, sino en su rol como pilar en la democracia”, afirmó Canahuati.
Además, indicó que la pandemia también ha creado una conciencia en la sociedad para volver a valorar la importancia del periodismo serio, de calidad y con credibilidad. “Toda esa infodemia que fue creada, todo ese mal universo de información que se dio, mucha de ella falsa, hizo que de un brinco se buscara dónde refugiarse para poder validar lo que estaba pasando y lógicamente, el periodismo de calidad jugó un rol importante”.
Radiografía del estado de los medios de comunicación en la región
El Latin American Communication Monitor 2020-2021 es un estudio sobre la profesión de comunicación estratégica y relaciones públicas en Latinoamérica. Específicamente, en la más reciente edición se abordó cómo la pandemia de la covid-19 profundizó los desafíos éticos, los riesgos de ciberataques, la brecha de género y a la vez, obligó a una mayor profesionalización y desarrollo de competencias en la región.
Ángeles Moreno, presidenta de la Asociación Europea de Educación e Investigación en Relaciones Públicas (Euprera, por sus siglas en inglés), expresó que la crisis de los medios tradicionales, sumado a la disminución de las planillas de periodistas, ha incrementado también la dependencia entre redacciones de medios de comunicación, salas de prensa y contenidos mediáticos. “Y al mismo tiempo han cobrado protagonismo los influencers de redes sociales”, agregó.
“Con todas estas dinámicas, la pandemia ha dejado también interesantes paradojas como el contraste entre consumo y confianza en los medios. En los estudios que hemos realizado en estos dos últimos años, ha habido un mayor consumo de redes sociales, sin embargo, los medios periodísticos fueron los más creídos, en los que la ciudadanía puso mayor confianza. Y tenemos un regreso espectacular a ciertos medios tradicionales, como la televisión”, sostuvo.
Por su parte, Dante Mossi, presidente del BCIE afirmó que herramientas como el Latin American Monitor ayudan a fortalecer las áreas de la comunicación y las competencias de los profesionales que la conforman, y a la vez, contribuyen al desarrollo y profesionalización de la disciplina en Latinoamérica.
“Tenemos que comunicar más y mejor, no solo lo que el BCIE es, sino lo que hace, pues cada ciudadano de nuestros países socios merece saber en qué se invierten los recursos, que a través de los impuestos se transforman en proyectos de desarrollo y beneficio común para toda nuestra querida Centroamérica”, puntualizó.
Mossi indicó que han habilitado canales donde se pueden presentar quejas o denuncias de corrupción o malos manejos de los recursos del BCIE en los proyectos que se ejecutan en la región. El alto cargo del banco dijo que cuando se aprobó el programa de reactivación económica regional, se le insistió a los gobiernos que debían tener dentro de sus programas un componente de apoyo financiero para los medios de comunicación.
Pero en Nicaragua, lejos de ayudar a la reactivación, el régimen de Daniel Ortega ordenó el cierre de LA PRENSA, lo que dejó en el desempleo a decenas de trabajadores, algo que va contra el mismo plan de reactivación económica que diseñó el BCIE para la región para recuperar el empleo y la producción tras el impacto de la pandemia.
Datos más significativos
Durante la presentación, Alejandro Álvarez Nobell, director del estudio, destacó algunos resultados que obtuvieron en la última edición, por ejemplo, en América Latina, el 80 por ciento de quienes lideran la comunicación estratégica y las relaciones públicas reconocen el gran impacto que la covid-19 tuvo en las actividades de cientos de empresas.
“Otro aspecto fundamental es que, a muchos equipos de comunicación en la región, y particularmente aquellos que se desempeñaban en el sector público, la crisis de la covid los encontró sin planes de crisis o de contingencia de manera preventiva. 1 de cada 3 profesionales que ejercía en ese sector manifestó que no tenían planes de crisis y el resto, casi un 85 por ciento, tuvo que modificarlos o ajustarlos a la circunstancia”, enfatizó.
Por otro lado, los resultados del estudio arrojaron que 1 de cada 2 personas que ejercen la profesión han experimentado desafíos éticos en su trabajo diario durante el último año. Por ejemplo, algunos están relacionados con el uso de bots para generar reacciones y respuestas en las redes sociales, o la explotación de datos personales del público mediante análisis de big data.
“Cuando se les consultó sobre qué recursos empleaban para llevar adelante estos dilemas éticos, la mayoría manifestó que, principalmente, sus propias escalas de valores y convicciones eran un recurso que ponían por delante de protocolos o documentos internos de las organizaciones o incluso, códigos de ética promovidos por asociaciones profesionales”, aseguró Álvarez Nobell.
Costa Rica, Panamá, Puerto Rico y El Salvador son los países en donde menos desafíos éticos están enfrentando los comunicadores.
Brecha de género sigue latente
El informe también reveló que otro de los flagelos que se ha incrementado durante la pandemia es la brecha de género. En más de la mitad de las agencias de comunicación que existen en las empresas de la región, la mayoría de profesionales son mujeres, pero solo 1 de cada 2 llega a puestos gerenciales.
“Cuando indagamos sobre el concepto de ´techo de cristal´, es decir ese impedimento a asumir puestos y roles de liderazgo, básicamente las y los profesionales manifiestan en un 70 por ciento que no encuentran en las organizaciones suficiente flexibilidad para ocuparse de la conciliación familiar o social. Además, son pocos los parámetros dentro de las organizaciones que permiten este desarrollo o esta promoción en términos de equidad de género”, sostuvo.
En Puerto Rico es donde mayormente las directoras de comunicación, CEO o máximas responsables están liderando departamentos de comunicación. También el fenómeno se presentó en Panamá, Costa Rica y Brasil.
En lo que respecta a ciberseguridad y comunicación, la mayoría de profesionales encuestados cree que es relevante para su trabajo diario y 4 de cada 10 aseguraron que han experimentado ciberataques o incidentes de robo de datos en su propia organización.
En Panamá, Puerto Rico, El Salvador y Costa Rica, fundamentalmente en este último, el tema de la ciberseguridad se está debatiendo de una manera muy importante.
Asimismo, el documento indicó que la mayor preocupación de los comunicadores estratégicos, relacionistas públicos y comunicadores es enfrentarse a la evolución digital y a la web social, en casi un 40 por ciento.
Seguido por el uso de big data, y herramientas de automatización o algoritmos para estrategias de comunicación, con el 36.8 por ciento. Y luego, explorar nuevas formas de crear y distribuir contenido, con 34,9 por ciento.
Otro punto que se abordó es que, en la región, casi el 75 por ciento de los entrevistados percibe un sueldo básico anual menor a los 30,000 dólares.
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