Tegucigalpa, Honduras. Con la puesta en marcha de la cuarta fase de la Operación Morazán, San Pedro Sula espera salir definitivamente del ranking de las 50 ciudades con mayores índices de violencia en el mundo, listado en el que mejoró en los últimos siete años con el cierre del Centro Penal, la baja en la tasa de homicidios, el decomiso de armas y la detención de criminales, entre otras acciones.
Entre 2011 y 2015 San Pedro Sula fue considerada la ciudad más peligrosa del mundo y ocupó durante cuatro años consecutivos el primer lugar en el ranking publicado por la ONG mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP). Sin embargo, mejoró sus niveles de seguridad y en 2020 pasó de la posición 15 a la 34.
“Si ya llegamos a la posición 34 en el ranking queremos seguir bajando, porque debemos salir de ese listado”, dijo el director regional de la Policía Nacional en San Pedro Sula, Lincoln Pacheco.
De 2014 a la fecha, en San Pedro Sula han aumentado las detenciones por órdenes de captura y por delitos de narcotráfico, los decomisos de armas, y también ha sido consistente la reducción de la tasa de homicidios, en especial luego del cierre del Centro Penal, informó el director regional de la Policía Nacional en esa ciudad, Lincoln Pacheco.
“Todo forma parte de una serie de medidas que se tomaron a nivel de mandos superiores y que se pusieron en práctica en todo el Valle de Sula”, dijo Pacheco.
Consideró que el trabajo conjunto entre la institucionalidad, con Ministerio Público, Agencia Técnica de Investigación Criminal, Dirección Policial de Investigaciones, Policía Nacional y Policía Militar del Orden Público, entre otros órganos, permitió bajar los índices de violencia de manera dramática.
Pero el trabajo de los cuerpos de seguridad de San Pedro Sula y los mandos centrales del Estado camina hacia una nueva meta, luego del sorprendente cambio que ha experimentado la ciudad, así como algunas comunidades cercanas del Valle de Sula, y no es otra que seguir bajando en el ranking hasta abandonarlo, a corto o mediano plazo.
Con la suma de todas las acciones contra la delincuencia, más la cuarta fase de la Operación Morazán anunciada el miércoles por el presidente Hernández, los sampedranos esperan desaparecer de esa lista negra que por muchos años le hizo daño a la imagen de la capital industrial.
Sin embargo, Pacheco señaló que para que eso suceda se deben mantener las tendencias a la baja en las muertes, así como continuar alcanzando importantes resultados en los puntos claves para haber dado un salto de 19 puntos en el temido escalafón de ciudades peligrosas.
A LA BAJA
El titular de la Policía Nacional en San Pedro Sula afirmó que para conseguir esa meta se debe seguir experimentando menos homicidios, como en los últimos años.
Recordó que en la tasa de homicidios anual, entre 2014 y 2020, solo en 2016 se experimentó una pequeña tendencia al alza, pero a partir de 2017 la inclinación siempre fue a menos, y los números son muy precisos y favorables.
En 2014 se registraron 1.757 homicidios, en 2015, 1.530; en 2016, 1.613; pero luego en 2017, tras el cierre del Centro Penal, la cifra bajó a 1.207; posteriormente, en 2018, a 1.162; en 2019 a 748, y en 2020 a 542.
Pacheco afirmó que en estos logros también han influido factores como la creación de nuevos cuerpos de seguridad, la unificación de esfuerzos, la potenciación, depuración y la transformación de la Policía Nacional.
El presidente Hernández siempre recalca que “la depuración y la transformación que ha vivido la Policía hoy la hace ver con mayores y mejores resultados. El pueblo le tiene mayor confianza y todo se debe al enorme trabajo que ha venido realizando en los últimos años, a la par de un proceso de potenciación que hoy permite verla como una entidad mejor calificada”.
Pacheco lo dijo en otras palabras: “La Policía hoy tiene nuevas competencias y capacidades. Se puede ver, por ejemplo, con los dos modernos laboratorios que hoy en día tiene, que son de los más avanzados de la región y que permiten a los entes de investigación presentar las acusaciones con mayor fuerza, debido a la prueba científica que se aporta”.
Sin embargo, Pacheco advirtió que ese solo es un punto a favor.
MÁS CAPTURAS, DECOMISO DE ARMAS
En cuanto a reducción de la tasa de homicidios, el recuento estadístico del Valle de Sula expone que en 2014 el índice era de 177,2 por cada 100.000 habitantes; en 2015, de 111.03; en 2016, de 112.09; en 2017 bajó a 51,18; en 2018 a 46.67, en 2019 fue de 55,21 y en 2020 otra vez bajó, a 41,19.
Pacheco refirió que en esas cifras casi siempre la tendencia es a la baja porque hubo más órdenes de captura cumplidas, más decomiso de armas y un punto en especial: “Más detenciones relacionadas con delitos por homicidios, tanto en San Pedro Sula como en ciudades vecinas como Choloma, La Lima, Villanueva, entre otras”.
También se suman las detenciones por delitos relacionados con el narcotráfico, que es uno de los puntos que más violencia generaba en una gran cantidad de barrios y colonias del Valle de Sula.
Sobre el decomiso de armas, recalcó que “del 75 % a 80 % de los homicidios son cometidos o provocados con armas que se utilizan de manera ilegal”, y al aumentar la incautación de armas y municiones los delitos bajaron de manera considerable.
CON MÁS Y MEJORES RECURSOS
Bajo la gestión del presidente Hernández, la Policía Nacional comenzó a fortalecerse con acciones como construcción o mejoramiento de instalaciones, alimentación, salarios, capacitaciones, patrullas, uniformes y más.
“Recuerdo que una vez visité una posta de la Policía, en la que los muchachos no querían enseñarme el baño; pero, de tanto insistir, pude comprobar que no estaban haciendo su trabajo en las mejores condiciones. Eso era una pena, y a partir de allí iniciamos una serie de cambios que hoy son notables”, dijo el presidente Hernández hace algunas semanas al inaugurar una nueva posta policial cerca de la colonia San Miguel de Tegucigalpa
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