Londres, Inglaterra La reina Isabel II llegó en coche oficial desde el Castillo de Windsor hasta la Capilla de San Jorge del mismo recinto real para despedir a quien ha sido su marido durante 73 años, el duque Felipe de Edimburgo.
El vehículo se detuvo por unos instantes delante del féretro durante la pequeña procesión precedido al sepelio para que así pudiera estar junto a él un poco más en este último día.
El servicio religioso y durante este funeral atípico, muy reducido -con solo 30 invitados-, distanciado y sin miles de británicos acompañando a la familia real británica en uno de sus momentos más tristes.
En la capilla, la reina se sentó sola, cabizbaja, muy cerca del ataúd del príncipe Felipe cubierto con su estandarte, su gorra naval y su espada, además de un gran ramo de flores blancas.
El broche, uno de los más grandes de Isabel II, fue un regalo de la ciudad de Richmond a la reina María por su boda con el rey Jorge V. Realizado por Hunt y Roskell, está formado por diamantes engastados con dos perlas, una grande central redonda y otra desmontable en forma de pera, que hoy Isabel II ha suprimido.
Uno de los actos de los últimos tiempos en esa capilla fue para la boda del príncipe Harry y Meghan Markle, y fue donde el sábado despidió al duque de Edimburgo. (Con información de Fanity Fair)
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