El presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró este lunes que la ampliación de la OTAN a Finlandia y Suecia no es un problema para Rusia, pero sí lo será si incluye el despliegue de armamento en territorio de esos países.
“Rusia no tiene problemas con esos países (Finlandia y Suecia). La ampliación a esos países no nos crea una amenaza directa”, dijo Putin durante la cumbre de la postsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).
Aunque, seguidamente, matizó que si la ampliación va acompañada del emplazamiento de “infraestructura militar en esos territorios, sin duda provocará una respuesta por nuestra parte”.
“Y cuál será, lo decidiremos partiendo de las amenazas que nos cree” la OTAN, afirmó.
Consideró además que “se crea un problema de la nada”.
Putin consideró “artificial” la ampliación de la OTAN, ya que, argumentó, “se hace en interés de la política exterior de Estados Unidos”.
“La OTAN es utilizada como instrumento de la política exterior, en esencia, de un sólo país, de manera insistente, con maestría y muy agresivamente”, denunció.
En su opinión, “todo esto deteriora la ya de por sí complicada situación internacional en el ámbito de la seguridad”.
“Además de esa política de ampliación interminable, la Alianza Atlántica se sale del marcado de su vocación geográfica, de los márgenes de la región euroatlántica”, señaló.
Esa ampliación sería una herramienta “para controlar la situación internacional desde el punto de vista de la seguridad, influir no de la mejor manera en otras regiones del mundo”.
Putin advirtió el sábado a su homólogo finlandés, Sauli Niinistö, de que la renuncia a la neutralidad por parte del país nórdico para ingresar en la OTAN sería una decisión “errónea”.
“Putin subrayó que la renuncia a la tradicional política de neutralidad militar sería errónea, pues no existe ninguna amenaza para la seguridad de Finlandia”, informó el Kremlin en un comunicado sobre la conversación telefónica entre ambos mandatarios.
Antes de iniciar el 24 de febrero la “operación militar especial” en Ucrania, el líder ruso había demandado a la OTAN poner fin a su ampliación al este de Europa y retirar la infraestructura militar de los países que ingresaron en el bloque después de 1997.
Niinistö y el Gobierno finlandés aprobaron formalmente este domingo en una reunión la solicitud de ingreso del país nórdico en la OTAN, que previsiblemente será ratificada esta semana por el Eduskunta (Parlamento).
No por esperada, la decisión de Finlandia de ingresar en la Alianza Atlántica ha dejado de sentar como un jarro de agua fría a Rusia, que amenazó el viernes a Helsinki ya con medidas “técnico-militares”.
Moscú, que acusa a Helsinki de amenazar la seguridad de Europa al abrir un nuevo flanco aliado en el norte del continente, cortó el sábado el suministro de electricidad al país vecino supuestamente por problemas de impago.
El ingreso finlandés duplicaría la frontera de la Federación rusa con la Alianza Atlántica, ya que Rusia comparte 1.300 kilómetros de frontera con el país escandinavo.
Rusia tiene ahora frontera con los siguientes miembros del bloque occidental: Polonia, Noruega, Estonia, Letonia y Lituania, además de 49 kilómetros de frontera marítima con Estados Unidos.
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