Podría parecer bastante obvio poder responder al ¿Por qué dormimos? y decir que se duerme porque se esta cansado o se tiene sueño, pero ¿Es tan obvio?. Poniendo como ejemplo cuando se tiene tiempo libre; no se esta cansado; no se hace mucho ¿dormimos menos? o cuando se hace mucho ejercicio, o se tiene una tarea demasiado demandante físicamente ¿se duerme mucho más? la respuesta a amabas es que no; se duerme aproximadamente lo mismo. Entonces dormir no es simplemente porque se esta cansado, aunque claramente es un factor, hay mucho mas detrás de esta parte integral de la vida cotidiana. Sabemos que es importante y que es una necesidad biológica. Hace muchos años se hacían experimentos en los que se privaba a animales del sueño, no se les dejaba dormir, y lo que sucedía es que eventualmente morían. Dormir es tan importante como comer.
El sueño ha sido y sigue siendo uno de los enigmas de la investigación científica, y aun al día de hoy, tenemos grandes dudas sobre él. De ser considerado un fenómeno pasivo en el que parecía no ocurrir aparentemente nada, se ha pasado a considerar, un estado de conciencia dinámico en el que podemos llegar a tener una actividad cerebral tan activa como en la vigilia y en el cual ocurren grandes modificaciones del funcionamiento del organismo.
Fases REM y no REM del sueño.
Para poder responder las preguntas hay que comprender un poco mejor como funciona el sueño. Cada noche, mientras dormimos, pasamos por diferentes fases o estadios del sueño que suceden con un patrón repetido a lo largo de cuatro a seis ciclos de sueño durante toda la noche. Estos estadios se incluyen en dos grandes fases al que se le suelen dominar sueño REM, por sus siglas en ingles (rapid eye movements) y sueño no REM. Con grandes diferencias en cuanto a actividad muscular, cerebral y movimientos oculares.
Sueño de ondas lentas o sueño no REM
Lo constituyen cuatro estadios, en los que se va profundizando progresivamente en el sueño (fases I, II, III y IV). Durante estas fases el tono muscular va descendiendo, dejando nuestro cuerpo cada vez más relajado e inmóvil, así como el ritmo respiratorio y cardiaco y los lentos movimientos oculares del inicio del sueño desparecen por completo. La progresión de la fase I a la IV dura aproximadamente 90 minutos y comporta una profundización en el sueño que implica mayor aislamiento sensorial del entorno y por tanto mayores dificultades para despertar, que llegan al grado máximo en la fase IV.
Los cambios orgánicos que se producen en esta fase del sueño, han llevado a los científicos a apuntar su relación con la recuperación física del organismo (regeneración y recuperación de energía), concluyendo que la desaparición del sueño profundo puede desencadenar problemas médicos importantes (problemas de crecimiento, déficit hormonales, etc.).
Sueño REM o de los Movimientos Oculares Rápidos (MOR)
Aparece por primera vez aproximadamente a los 90 minutos de quedarnos dormidos. La actividad cerebral es rápida y de baja amplitud, pareciéndose más a la que presentamos en vigilia. Sin embargo, hay una importante diferencia respecto a la vigilia, y es que en este caso, la actividad no es provocada por estímulos externos percibidos a través de los sentidos, sino por los ensueños (actividad mental durante el sueño, ósea sueños) que tienen lugar en esta fase. Esta fase del sueño también se caracteriza por la aparición de movimientos oculares rápidos y la pérdida del tono muscular
A lo largo de la noche, este tipo de sueño se va alternando con las distintas fases del sueño no REM, aunque la mayor parte del sueño REM se produce al final de la noche. Por este motivo es que no siempre logramos recordar los sueños, puesto que recordamos los sueños cuando nos despertamos a partir de esta fase. Los cambios que se producen en esta fase, han llevado a los científicos a apuntar la relación que puede tener el sueño REM con la consolidación y recuerdo de lo que aprendemos durante el día. El hecho de que la cantidad de sueño REM cambie a lo largo del ciclo vital, de modo que los bebes y niños tengan más sueño de este tipo que los adultos, y éstos que los ancianos, parece confirmar esta hipótesis, ya que participaría en funciones de reorganización neuronal y aprendizaje.
¿Por que tenemos que dormir?
A forma de resumen podrimos decir que el estar despierto altera, de alguna manera, la homeostasis (el equilibrio fisiológico interno) del organismo, y es necesario dormir para restaurarlo. Esto implican que la somnolencia se desencadena por una desviación de la homeostasis causada por la vigilia y que el sueño termina cuando se ha recobrado la homeostasis. Todo lo que pasa en el cuerpo humano guarda un equilibrio, y si falla este equilibrio el organismo tratará por todos los medios de volver a recuperarlo.
También gracias a los estudios de las faces del sueño, parece que el sueño no REM tendría una función relacionada con la reparación de tejidos corporales y conservación y recuperación de energía, mientras que durante el sueño REM predominarían los procesos de reparación cerebral (reorganización neuronal, consolidación y almacenamiento de recuerdos relevantes y eliminación y olvido de los que no lo son). De este modo podríamos explicar que cuando un organismo está aprendiendo algo, aumente durante su sueño la fase REM (p.ej. los niños tienen mucho más REM que adultos y ancianos) y que por otro lado, cuando está sometido a un fuerte desgaste físico aumente la fase no REM (p. ej durante la práctica de ejercicio físico).
¿Entonces por qué dormimos cuando lo hacemos?
Si dormir solo funcionara como una reacción a los efectos perturbadores de estar despierto significa que podríamos dormir a cualquier hora del día para recobrar la homeostasis. Sin embargo, dormimos en la noche, esto porque es el resultado de un mecanismo interno de sincronización. Es decir, nosotros, los seres humanos, estamos programados para dormir por la noche independiente mente de lo que nos ocurra durante el día. Evolucionamos para dormir por la noche porque el sueño nos protege de accidentes y de los depredadores. Por ende hay una parte de nuestro cerebro que mide el tiempo y que funciona como un reloj, es nuestro reloj biológico. Este reloj es controlado por nuestro ritmo circadiano vigilia-sueño que se programa a base de claves ambientales como la luz y la oscuridad.
Pero es aquí donde se encuentra algo interesante, sabemos que hay que escuchar a nuestro reloj interno, que nos dice cuando estar despierto y cuando dormir. Pero hay que recalcar que las necesidades, tanto básicas como opcionales de sueño para conseguir un rendimiento y bienestar óptimo durante el día van a variar en cada persona, e incluso una misma persona no tiene las mismas necesidades en todos los momentos de su vida. Es aquí donde encontramos el gran dilema ¿Cuantas horas son las que se deben dormir? Las horas necesarias de sueño son aquellas que nos permiten estar bien durante el día, sin sentir somnolencia hasta la noche siguiente. Los adultos en promedio deberían de dormir 8 horas y media, mientras que un adolecente debería dormir alrededor de 9 horas o más.
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