La paralización del sector gastronómico en el Lago de Yojoa muestra un rostro de pobreza y desempleo a siete semanas de haber comenzado un toque de queda provocado por el coronavirus.
Es que los comedores y restaurantes se encuentran cerrados. Estos, que antes de la pandemia eran un punto obligado para los viajeros de la CA-5.
Carolina Pineda, propietaria de uno de esos restaurantes en ese sector del país se quejó por la falta de actividad comercial. “Esta es la única entrada de dinero. Con la pandemia hemos tenido que cerrar”.
Asimismo, dijo que hay que pagar la luz, el tren de aseo, comprar medicinas y cuando llegan a cobrar se debe tener el dinero.
Una realidad similar la viven los empleados porque no tienen salario. “No hay para pagar. No hay movimiento”.
Lamentó que a siete semanas de haber iniciado la cuarentena, las autoridades locales no los han visitado para conocer las medidas que van a tomar y reabrir la actividad comercial.
“Nosotros tenemos guantes, gel antibacterial, mascarillas, bombas para fumigar”, expresó.
En ese sector se encuentran unos 60 restaurantes ubicados en la línea del Lago de Yojoa. Son más de un centenar de familias que viven de ahí.
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