La tecnología de ARN mensajero permite modificar el inoculante con una rapidez sin precedentes; y la ciencia está trabajando por ajustar versiones de la vacuna para las variantes alfa, beta, gamma, delta, épsilon, lamda y theta de la COVID-19.
BioNTech, la empresa alemana que se asoció con Pfizer para fabricar la primera vacuna contra el COVID-19 aprobada; acelerará este mes las pruebas para determinar si una forma modificada de su inoculación puede proteger mejor contra la variante delta.
El ensayo clínico, cuyos resultados se anticipan para octubre o diciembre, examinará igualmente si resulta eficaz una combinación de inyecciones que incluya una vacuna diseñada para la variante delta; y otra para la cepa original del virus descubierto por primera vez en Wuhan.
La cofundadora y directora médica de BioNTech, Özlem Türeci, explicó que la vacuna se puede adaptar a las nuevas cepas con una rapidez sin precedentes gracias a la tecnología de ARN mensajero. Este último, también conocido como ácido ribonucleico, usa el código genético de la proteína espícula del virus SARS-CoV-2; el virus que causa el COVID-19, para enseñarle al cuerpo a producirla y, por ende, aprender a combatirla.
“La vacuna que estamos usando ahora tiene la proteína de pico original, y lo único que básicamente necesitamos hacer es cortar esta parte y tomar la proteína de pico de la variante delta”, dijo la inmunóloga al medio Fast Company.
La tecnología de ARNm “puede servir como lo que se llama tecnología de plataforma, lo que significa que si simplemente haces un cambio en una secuencia del código; la tecnología es tan estable que todo lo demás permanece básicamente igual”, explicó.
“Por lo tanto, en la fabricación, no es necesario cambiar demasiadas cosas que debe discutir con los reguladores y demostrar que existe un control de calidad. Puede utilizar el proceso original”.
COMENTARIOS