Existe un número de estrategias que las compañías emplean para forzar la renovación de equipos; por ejemplo, diseñar un dispositivo para que sea muy difícil de reparar. Apple acaba de ser forzada a poner el grado de reparabilidad de sus iPhones, para cumplir con la legislación francesa. Como este hay un montón de ejemplos y, en conjunto, la obsolescencia programada es un asunto no solo complejo, sino también muy antiguo.
Ahora, el que la industria electrónica invierta dinero para que sus dispositivos se vuelvan cada vez más lentos ya me parece más raro. ¿Por qué? Muy simple. Porque no les hace falta. La electrónica envejece sola. Sin que la ayuden y sin que la programen para eso.
Cada año, se producen 50 millones de toneladas de basura eléctrica y electrónica en el mundo, según un informe de Naciones Unidas de 2019.
PAGOS MILLONARIOS
Apple pagó hace un año 500 millones de dólares para llegar a un acuerdo en una demanda por este asunto, pero si uno lee la cifra con un poco de perspectiva (la compañía vale 2 billones de dólares) y si atiende los alegatos del juicio, daría la impresión que pusieron un poquito de plata con tal de no seguir gastando en el litigio. No porque realmente estén cometiendo una falta.
Más allá de ser vox populi que un dispositivo informático se va volviendo lento con el paso del tiempo (más sobre esto enseguida), resulta de lo más sospechoso que esta clase de demandas vayan siempre contra unas pocas compañías, y justo las que tienen una billetera así de gorda.
Por añadidura, es extremadamente difícil probar que las empresas programan su electrónica para hacerse más lenta cuando sale un nuevo modelo. ¿Por qué? Porque para eso habría que mirar dentro de lo que esas compañías consideran, con justa razón, secretos industriales. Así que este es uno de esos temas de la digitalización (no el único) en el que la sospecha se convierte en algo que damos por hecho, sin pensarlo un poco. Y resulta que hay otras obsolescencias en electrónica mucho más preocupantes.
¿PERCEPCIÓN?
¿Qué significa que anden más rápido? Por un lado, que van a tener mejores resultados en las pruebas estándar de desempeño. Pero, sobre todo, significa que van a ejecutar con más presteza los programas existentes. Lo sentís más ágil, dicho fácil.
Pero esos programas existentes son actualizados todo el tiempo, sobre todo en los teléfonos. Puesto que los nuevos modelos ofrecen más capacidad de cómputo, los desarrolladores, no sin razón, la aprovechan para ofrecer nuevas funciones (esto es viejo como la computación, favor de anotar). Así que la ganancia en desempeño percibida va a ser notable, pero no notoria. Acabás de comprarlo, y ya empezó la obsolescencia.
Y acá viene el peor problema (que tampoco es nuevo): las apps se actualizan de todos modos, tengas un teléfono nuevo o no. Por eso una app que anda bien en un smartphone de última generación se arrastra en un Galaxy S4. ¿Es todavía compatible? Sí. ¿Anda? La verdad, no. ¿Por qué no? Porque el S4 salió de fábrica hace 8 años. Nació más lento. Nadie lo hizo más lento. La dinámica propia de esta industria hace que casi todos (no todos, casi todos) los dispositivos envejezcan muy rápido. ¿Y eso por qué? (Con Información de La Nación)
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