Nueva Zelanda votó masivamente a favor de la legalización de la eutanasia, en lo que activistas han descrito como «una victoria de la compasión y la bondad».
Según los resultados preliminares el 65,2% de los votantes apoyaron la entrada en vigor de la llamada «Ley de elección al final de la vida».
La ley permitirá que las personas con enfermedades terminales con menos de seis meses de vida tengan la oportunidad de elegir la muerte asistida si lo aprueban dos médicos.
Sus oponentes dicen que la ley carece de las garantías adecuadas.
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