TEGUCIGALPA, HONDURAS. Nelson Omar Salgado Amador, nació en Tegucigalpa en 1969, tiene en la actualidad 50 años de edad es un pintor reconocido en el país, es por ello que Stereo Noticias le dedicó una entrevista de personalidad, en la que destaca la razón por la que dejó de ser instructor de la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Salgado Amador, inició la pintura al salir de la primaria a los 12 años, hasta la fecha coloreó 106 murales, estudió cuatro años y medio la carrera de arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), pero no logró concretar su aspiración profesional.
En su vida personal, aseguró que no se casó con su expareja, pero sí lograron procrear una hija que hoy tiene 28 años, con la que asegura tener una buena relación. Además sostuvo que tanto la madre de su hija, como ella, son sus mejores amigas, ya que lo apoyan en todo lo que necesita.
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La entrevista
¿Cómo fue su infancia?
Mi infancia fue bella recuerdo las navidades que mi abuelo me daba cajas de juguetes, nos llevaba ropa. Era un señor tan especial, él trabajaba en la antigua «Casa Uhler».
De esa relación con su abuelo ¿qué recuerdos viven aún en su mente?
Un señor que recuerdo con tanto amor y tanta nostalgia al mismo tiempo. Esa fue la época más bella, pero ahora la más triste, porque como él se ha ido la gente linda con la que compartí momentos inolvidables.
¿Cómo es la relación con su hija?
Mi hija es maravillosa, es mi amor y me ha regalado dos nietas preciosas que me dicen “abuelo loco”.
Además de la pintura, ¿xuál considera usted que es su principal don?
Amar a las personas, ese es el don más grande que Dios me dio.
¿Se considera una persona tímida?
Cuando me entrevistan soy extrovertido, pero en mi vida normal soy tímido por eso todo mundo se aprovecha de mí.
¿De qué manera le gustaría ser recordado?
Como alguien que trabajó todos los días.
Sus obras
Cuéntenos sobre su primer cuadro ¿sobre qué trata?
El primer cuadro que hice es folklórico, es algo bien mío. Teníamos dos perros en la casa, un pastor alemán y un doberman, un día con mi papá decidimos hacerle una casa y sobre ella hice una ilustración.
¿En qué lugares están sus 106 obras?
En Cantarranas, Catacamas, Santa Bárbara, Choluteca, La Ceiba y Tegucigalpa en el «casco histórico».
¿Cuál considera de sus pinturas la más hermosa?
Tengo tantas, pero una de mis favoritas es la del «Polideportivo» que está en la universidad.
De artistas internacionales ¿Cuáles serían sus ilustraciones favoritas?
La primera es la «Sagrada Familia» de Miguel Ángel, después está la «Adoración de los Magos» de Pedro Pablo Rubens y otra muy hermosa, pero fue hecha por un pintorcito qué se llama Nelson Salgado, contestó jocosamente.
¿Cómo considera usted que las personas ven sus trabajos?
Siento tristeza, ya que muchas personas caminan por el lugar y ven mis obras con indiferencia, pero también hay quienes se acercan a mirar lo que yo hago.
¿Cómo se define en su vida profesional?
No soy artista, me defino como un pintor. Artistas eran Miguel Ángel, Leonardo, tipos con los que era difícil platicar, solo se podía escuchar.
¿Piensa seguir pintando?
La pintura es lo que me mantiene vivo, toda mi vida voy a pintar.
¿Por qué no concluyó sus estudios superiores?
Me enfermé. El plomo que contiene el óleo afectó la melina de mi cerebro y mató mi motor fino.
¿Qué pasó con ese problema de salud?
Eso me condenó a vivir seis años en una silla de rueda sin poder hablar, escribir, pintar y caminar y un doctor me dijo que jamás volvería a hacer esas actividades.
¿Realizó todos sus sueños profesionales?
Soñé con ser piloto, pero no se me dio la oportunidad porque tenía problemas visuales, también quise ser médico, pero mi deseo más grande era ser arquitecto y nunca pensé terminar en Bellas Artes.
¿Qué sucedió en Bellas Artes?
Fui maestro por un año, pero desgraciadamente la envidia y todas esas cuestiones feas del hombre me hicieron salir de ese lugar.
¿Se han aprovechado de usted?
En mi trabajo hago cuadros valorados en dos mil lempiras y la gente me dice L. 200 te doy si querés, yo los acepto por mi necesidad porque tengo que comer todos los días.
Entrevista por: María Fernanda Bustillo
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