Buenos Aires – El «león» libertario Javier Milei rugió fuerte y dio este domingo el zarpazo de su vida al convertirse en presidente electo de Argentina con un disruptivo discurso «anticasta» y propuestas de un radical giro en la política económica del país suramericano.
«¡Hola a todos! Yo soy el león. Rugió la bestia en medio de la avenida». Así inicia «Panic show», canción del grupo de rock La Renga que Milei ha cantado en cada acto masivo de su campaña para despertar a los que él llama los «leones» de una Argentina dormida y a los que prometió, como dice la canción, ser «el rey de un mundo perdido».
Su provocador carisma y su rompedora manera de hablar de los políticos «chorros» (ladrones) -junto con excentricidades como sortear su sueldo de diputado o decir abiertamente que sus perros mastines le aconsejan- han sido un imán para captar la atención de innumerables jóvenes y desencantados con la política -mayoritariamente hombres-.
Milei, un ‘outsider’ de la política hasta 2021, cuando fue elegido diputado, sorprendió primero en las elecciones primarias de agosto, cuando resultó el candidato más votado (29.86 %) como único aspirante de la formación ultraderechista, por delante de la coalición Juntos por el Cambio (JxC, centroderecha) y la oficialista Unión por la Patria (peronismo).
En la primera vuelta celebrada el pasado 22 de octubre quedó segundo, con el 29.99 %, por detrás del ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa, a quien este domingo derrotó en segunda vuelta, con un 55.78 %, algo más de diez puntos sobre su rival.
Economista apologeta de la Escuela Austríaca, defiende la libertad en cualquier ámbito de la vida, incluso aquellos contrarios a la ideología ultraderechista, como el aborto, el matrimonio homosexual o la adicción a las drogas, siempre que no sean un lastre para el Estado.
Milei fue ganando visibilidad en la opinión pública argentina con constantes intervenciones en programas televisivos, en los que hacía gala de una desinhibida oratoria trufada de insultos contra el poder establecido, la famosa «casta», a la que, no obstante, terminó aliada al recibir el apoyo del expresidente Mauricio Macri y la excandidata de JxC, Patricia Bullrich, para la segunda vuelta.
Licenciado por la Universidad de Belgrano (Buenos Aires), con dos títulos de posgrado y sin experiencia en materia política, Milei ha sido asesor económico de diversos organismos y empresas, la última de ellas, Aeropuertos Argentina 2000.
Su imagen de rebelde con traje -o vistiendo chaqueta de chándal de una conocida empresa estadounidense debajo de una cazadora de cuero- y el aire de una ‘estrella de rock’ levantaron más de un ceño entre los políticos tradicionales, quienes lo consideraban un «loquito» con complejo de mesías.
Sin embargo, su llegada al Congreso en 2021 empezó a preocupar a la «casta», especialmente cuando el autodefinido «anarcocapitalista» propuso romper el ‘statu quo’ monetario mediante la dolarización de la economía, la privatización de la mayoría de compañías estatales, la reducción de la carga tributaria y la libertad para acceder a las armas de fuego y para vender órganos.
Su símbolo por excelencia es la ‘motosierra’, con la que ha advertido que recortará drásticamente el gasto público, eliminando y unificando ministerios y cerrando el Banco Central, una de sus propuestas más transgresoras.
El explosivo cóctel socioeconómico que vive Argentina ha sido el caldo de cultivo para el crecimiento de las filas ultraliberales que lidera este fan de los Rolling Stones, exportero del club Chacarita Juniors y seguidor de Boca Juniors.
No se adhiere a la Agenda 2030 y niega el cambio climático, así como que haya 30.000 desaparecidos durante la dictadura militar (1976-1983), algo impensable en uno de los pocos consensos de la política argentina.
El círculo íntimo del líder libertario, de 53 años, está integrado, además de sus perros a los que denomina «hijos», por su pareja, la actriz, bailarina y humorista Fátima Flórez, famosa por su imitación de la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015); y por su hermana Karina, a quien llama ‘El Jefe’ y es su principal apoyo emocional y político.
Su estabilidad psicológica ha sido objeto de críticas e, incluso Sergio Massa llegó a pedir que los aspirantes presidenciales se sometieran a un examen psicotécnico.
Pero su procacidad verbal es la que le ha granjeado el apoyo de amplios sectores que le han catapultado con su voto a la Casa Rosada.
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