Hace un par de semanas, A&E estrenó la serie documental Secrets of Playboy. Documental que reconstruye lo que ocurría dentro de esas paredes. El documental une imágenes de archivo y fragmentos de entrevistas con ex conejitas como Holly Madison, Bridget Marquardt y Sondra Theodore. Así como testimonios del ayudante personal de Hefner, Stefan Tetenbaum, la residente de la Mansión Playboy, Jennifer Saginor, y la madre de las conejitas, PJ Masten, famosa por denunciar a Bill Cosby por abuso sexual.
Durante casi seis décadas, Hefner mantuvo el control de Playboy. Ahora, casi cinco años después de su muerte, los miembros de la empresa, los colegas, los ejecutivos y los empleados están dispuestos a compartir la historia completa de cómo era la vida en Playboy. Ya era hora. A lo largo de 10 episodios, Secrets of Playboy cuenta una realidad que no veíamos: entrelazada con la brillante fachada de una marca que aparentemente celebraba a las mujeres, había una realidad más siniestra que durante décadas permitió que florecieran conductas nefastas.
La serie explora cómo la máquina de Playboy era una fuerza poderosa que, en su peor momento, manipulaba a las mujeres en un entorno tóxico, silenciando sus voces, enfrentándolas entre sí y abriendo la puerta a los depredadores sexuales. Comenzando por el mismo Hefner. En los episodios, varias mujeres en el entorno de la mansión cuentan que estar allí era como pertenecer a un culto: a las conejitas se les hacía grooming para que pensaban que eran parte de una familia, cuando lo cierto es que Hefner pensaba que era dueño de todas: las drogaba, las obligaba a participar en actos sexuales con él y con los invitados que el quisiera, todo mientras mantenía micrófonos y cámaras escondidos por todo el lugar. Miki García, Playmate y Jefe de Promociones de 1973 a 1982, cuenta que hubo Playmates con sobredosis y que incluso se suicidaron.
Las historias son de escalofrío, pero son incluso peor de lo que nos podíamos haber imaginado: conejitas que mantenían atadas, encerradas y drogadas por días para que fuesen abusadas a placer, mientras a otras se les obligaba hasta a mantener sexo con animales, una práctica que al parecer realizaba el mismo Hefner. Además de las cirugías plásticas obligatorias para todas las aspirantes a Playmates, Hefner también prestaba su mansión a Bill Cosby, así que la casa fue uno de los primeros lugares donde el comediante acusado de violación llevaba a jóvenes para drogarlas y violarlas. Sonda Theodore, novia de Hefner en los años 70, contó que vivía en un régimen de cocaína y sedantes para aguantar las orgías diarias en la mansión impuestas por el magnate, que incluso en la década de los 2000 obligaba a su entonces esposa, Holly Madison (con quien se casó cuando él tenía 85 años y ella 25), a tener sexo con él sin protección tras innumerables pastillas de Viagra. Madison cuenta que no podía cambiar su imagen o cortarse el cabello: cuando lo hizo una vez, Hefner la llamó “barata” y “vieja”, humillándola ante todos.
¿Suena intenso? Pues aún faltan más cosas por conocer en el documental. En un comunicado justo antes del estreno de la docuserie, la actual dirección de Playboy denunció las supuestas “acciones abominables” de Hefner y detalló un compromiso de “cambio positivo” bajo la nueva dirección. “Ante todo, queremos decir: confiamos y validamos a las mujeres y sus historias, y apoyamos firmemente a las personas que se han presentado para compartir sus experiencias”, decía el comunicado. “Como una marca con positividad sexual en su núcleo, creemos que la seguridad y la responsabilidad son primordiales, y cualquier cosa menos es inexcusable”. El comunicado también señalaba que “el Playboy de hoy no es el Playboy de Hugh Hefner“.
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