Las primeras ayudas a Italia, el segundo país del mundo más golpeado por el coronavirus con 17.600 personas afectadas y 1.266 muertos (250 más este viernes), no han llegado de los otros países de la Unión Europea ni tampoco de Estados Unidos. Frente al silencio de los socios naturales de Roma, el Gobierno de China, donde comenzó la epidemia, ha enviado un avión cargado con 30 toneladas de material médico y un equipo de nueve expertos que ayudarán a tratar a los infectados por el Covid-19.
El aparato, de la compañía China Eastern, aterrizó la noche del viernes en el aeropuerto romano de Fiumicino procedente de Shanghai con respiradores mecánicos, miles de mascarillas y otros equipamientos médicos para reforzar el sistema sanitario italiano, que se encuentra al borde del colapso en la región norteña de Lombardía, la zona más afectada.
Desde ese viernes todas las tiendas y negocios del territorio nacional, a excepción de las farmacias, supermercados y puntos de venta de productos de primera necesidad, se encuentran cerrados para intentar que disminuya el ritmo de contagios.
El ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, que celebró la llegada de la ayuda china asegurando que «no estamos solos», mantuvo el pasado martes una conversación telefónica con su homólogo en el Gobierno de Pekín, Wang Yi, en la que trataron este y otros envíos posteriores de material.
El gigante asiático, que ya ha pasado la fase más dura de la epidemia, se mostró dispuesto a entregar a Italia diverso material médico: 1.000 ventiladores mecánicos, 20.000 trajes de protección, 50.000 pruebas para detectar el coronavirus y más de dos millones de mascarillas, 100.000 de ellas de alta tecnología.
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