La ola antirracista que se ha extendido por medio mundo tras la muerte del afroamericano George Floyd está empezando a alcanzar metas que pueden su poner cambios importantes de cara al futuro. La alcaldía de Mineápolis, la ciudad donde Floyd perdió la vida a manos de un policía blanco, ha anunciado, por ejemplo, que desmantelará el Departamento de Policía para crear uno nuevo de seguridad pública, más amplio e integral, orientado a la prevención de la violencia y a servir a la comunidad.
La medida podría ser de mayor alcance, pues la oposición demócrata ha presentado este lunes un ambicioso proyecto de ley destinado a reformar todos los departamentos de Policía de EE UU, que prohibiría las tácticas que causaron la muerte de Floyd y que, además, facilitaría las demandas contra aquellos agentes que hieran o maten injustamente a un ciudadano.
«Esta es una propuesta de ley que transformará las cosas. Este es un día importante. El martirio de George Floyd ha generado un cambio en el mundo«, ha dicho la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, durante una rueda de prensa junto a una veintena de congresistas y senadores para presentar el proyecto.
Pelosi también ha liderado este lunes un gesto colectivo en el Capitolio, al que se unieron unos doce miembros de su partido, quese arrodillaron durante 8 minutos y 46 segundos, el tiempo que estuvo Floyd con la rodilla del policía sobre su cuello: un homenaje a todos los que han perdido la vida debido a la «brutalidad policial» en EE UU.
Por otro lado, el agente acusado de acabar con la vida de Floyd, Derek Chauvin, ha comparecido este lunes por primera vez ante la corte presidida por la juez Jeannice Jenkins, que le impuso una fianza de 1,25 millones de dólares, con la opción de reducirla a un millón bajo ciertas condiciones.
Impacto internacional
Pero los efectos de la indignación contra el racismo también se empiezan a notar en Europa. El ministro francés del Interior, Christophe Castaner, ha anunciado la prohibición de la polémica práctica del estrangulamiento como técnica de detención policial -la utilizada contra Floyd- a petición del presidente, Emmanuel Macron. El Gobierno galo intenta así atajar las protestas que se han extendido en los últimos días en el país y que reunieron el pasado sábado en París a unas 20.000 personas.
Y en Alemania, la líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Saskia Esken, se ha pronunciado este lunes a favor de investigar el racismo y la violencia policial en su país para analizar las «denuncias existentes». Sus declaraciones llegan tras otra multitudinaria manifestación en Berlín contra la violencia policial.
Pero la indignación que ha llegado a Europa también se ha traducido en disturbios. En Bruselas han sido detenidas 239 personas y numerosas estatuas del rey Leopoldo II (1835-1909), referente del pasado colonial del país, han sido vandalizadas con pintura roja. París también ha sufrido altercados y la ministra británica del Interior, Priti Patel, ha informado de 35 policías heridos en la madrugada del domingo durante las protestas antirracistas que tuvieron lugar en Londres.
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