El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró este martes en rueda de prensa que los países miembros de la alianza militar están listos para lanzar ataques a distancia contra grupos terroristas en Afganistán, en el caso de que vuelvan a intentar establecerse en el país.
«Quienes ahora toman el poder tienen la responsabilidad de garantizar que los terroristas internacionales no recuperen un punto de apoyo«, dijo Stoltenberg a los periodistas en la sede de la OTAN en Bruselas (Bélgica).
En este sentido, ha indicado que una parte de las fuerzas de seguridad afganas «luchó con valentía», pero no pudo asegurar el país porque, en última instancia, los lideres políticos de Afganistán no lograron enfrentarse a los talibanes y lograr la solución pacífica que la población «deseaba desesperadamente».
La amenaza del terrorismo
El secretario general de la OTAN subrayó que el terrorismo internacional vuelve a ser una amenaza tras el regreso de los talibanes al poder en Afganistán, razón por la que la Alianza Atlántica «debe estar alerta para mantenerse a la vanguardia de la lucha» contra estos grupos.
Stoltenberg ha pedido al movimiento insurgente que facilite la salida de todos aquellos que quieran abandonar Afganistán y que respete los derechos humanos, en particular los de las mujeres, detallando que la alianza ha acordado enviar aviones de evacuación adicionales a Kabul.
«Los aliados tomaron ese riesgo [de la retirada], porque sabían que la alternativa era no continuar con una presencia militar limitada, la alternativa más probable era continuar con una mayor presencia de tropas de la OTAN y volver a entrar en combate», continuó.
La tragedia afgana
«La frustración es fácil de entender cuando vemos que tantos años de esfuerzos de toda la comunidad internacional no han dado mejores y más sólidos resultados en lo que respecta a las estructuras estatales afganas», se lamentó Stoltenberg.
El secretario general de la OTAN aseguró que el objetivo de la alianza en Afganistán era ayudar a construir un estado viable, no mantener una presencia permanente allí, por lo que califica de «tragedia» el colapso del Gobierno frente a los talibanes después de 20 años.
El pasado domingo, los talibanes tomaron el control de la capital, Kabul, y dieron por finalizada su ofensiva por todo Afganistán. El presidente Ashraf Ghani renunció a su cargo y abandonó el país. Los avances de la insurgencia en las últimas semanas se intensificaron la retirada definitiva del contingente internacional liderado por EE.UU., que comenzó el pasado mes de abril.
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