TEGUCIGALPA, HONDURAS
La imposibilidad de que haya democracia y derechos humanos si no existe libertad de prensa y seguridad para los periodistas centra la conferencia que la ONU celebra desde mañana en Viena, y en la que participa Dmitri Muratov, un informador represaliado en Rusia y ganador del Nobel de la Paz en 2021.
“Los derechos humanos y la democracia sólo están garantizados si los periodistas pueden realizar su trabajo libremente y sin temer por su seguridad”, se señala en el documento de presentación de la conferencia “Seguridad de los periodistas: proteger los medios para proteger la democracia”, organizada por UNESCO, ACNUR y el Gobierno austríaco.
La cita coincide con el décimo aniversario en la ONU del Plan de Acción sobre la seguridad de los periodistas y la cuestión de la impunidad.
Además, el pasado día 2 de noviembre se celebró el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas.
Pese a esos instrumentos, la ONU advierte de que los riesgos que afrontan los informadores han aumentado en los últimos años.
Por ejemplo, la UNESCO afirma que unos 1.200 periodistas murieron mientras ejercían su trabajo entre 2006 y 2021. En lo que va de este año, más de 70 han perdido la vida, 10 de ellos mientras informaban de la agresión de Rusia a Ucrania.
El 90 % de los casos queda impune, sin ningún tipo de resolución judicial o condena a los culpables.
El empeoramiento de la seguridad de los informadores ha sido paralelo a la pérdida de libertad de información.
Según un análisis de la UNESCO, entre 2016 y 2021 el 85 % % de la población mundial ha experimentado una reducción en la libertad de prensa en su propio país.
Entre los participantes en la conferencia se cuentan altos cargos de la ONU, responsables de ONG de derechos humanos y conocidos periodistas, como Muratov, que el año pasado recibió el Nobel de la Paz junto a la informadora filipina Maria Ressa.
Muratov era director del diario Nóvaya Gazeta, el más crítico con el Kremlin desde su fundación en 1993.
El medio se vio obligado a suspender su publicación en marzo después de que Murátov participara en una entrevista al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
El pasado mes, el Tribunal Supremo de Rusia bloqueó también el sitio web del medio.
Las autoridades rusas han cerrado en los últimos meses los otros dos medios más críticos con el Kremlin: la emisora de radio Eco de Moscú y el canal de televisión Dozhd.
A la situación de los medios en Rusia se ha referido también esta semana la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europea (OSCE) en un análisis titulado “No hay seguridad sin libertad de prensa”.
El reporte, en el que ha participado Maria Ressa, señala que desde la invasión de Ucrania la región de la OSCE “ha sido testigo de la mayor represión de la libertad de expresión y de los medios de comunicación de los últimos 25 años”.
“La población rusa se ha visto privada de su derecho fundamental a buscar, recibir y difundir información de todo tipo”, señala ese análisis.
En la conferencia de mañana en Viena participa también Jineth Bedoya, la periodista colombiana que en el año 2000 fue secuestrada, violada y torturada por paramilitares en la cárcel La Modelo de Bogotá, donde hacía una investigación periodística.
El año pasado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado colombiano por la vulneración de derechos de la informadora.
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