El expresidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, este día se encuentra de cumpleaños y de esta manera hoy llegó a sus 68 años de edad.
Manuel Zelaya Rosales nació en el seno de una familia adinerada de la ciudad de Catacamas en el departamento de Olancho, en el año de 1952.
Sus padres fueron Hortensia Esmeralda Rosales Sarmiento y José Manuel Zelaya Ordóñez.
Zelaya heredó de su padre el apelativo de ‘Melito’, quien a su vez lo había heredado de su abuelo, mismo que poseía grandes extensiones de tierra y miles de cabezas de ganado.
Su profesor de Física y Química, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, lo recuerda como un «un niño de mirada dulce, muy tranquilo y muy piadoso», además de «serio y responsable», a sus 14 años de edad.
La familia de STN, se complace en felicitar a «Mel» Zelaya quien por muchos años ha luchado por el país a través de la política.
Mel Zelaya, fue el séptimo presidente constitucional de la República de Honduras desde el retorno a la democracia en 1982. Anteriormente había sido Director del Fondo Hondureño de Inversión Social.
Manuel Zelaya con su típico sombrero de vaquero
Cabe señalar que el 28 de mayo de 2011 casi dos años después de que le dieran Golpe de Estado, Mel Zelaya regresó a Honduras y fundó el Partido Libertad y Refundación, (Libre), que superó al tradicional Partido Liberal en las elecciones de 2013 y en las de 2017.
Actualmente, se desempeña como presidente de ese partido político.
Golpe de Estado
El 28 de junio de 2009 fue destituido y expulsado del país por las Fuerzas Armadas, luego de varios meses de una crisis política que enfrentó a los poderes del Estado. La destitución se produjo por órdenes de la Suprema Corte de Justicia de Honduras, presidida por Jorge Alberto Rivera Aviles, acusándolo de traición a la Patria y otros delitos. Roberto Micheletti, entonces Presidente del Congreso Nacional de Honduras, asumió el cargo como sucesor legal.}
Estos hechos fueron condenados por gran parte de la comunidad internacional, incluyendo la Organización de los Estados Americanos y las Naciones Unidas, que los calificaron como un golpe de Estado y abogaron por la restitución de Zelaya.
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