«Desde el domingo, hombres no identificados han ocupado estas aldeas situadas a lo largo de las fronteras con Ruanda y Uganda. Pero ya desde el viernes hubo rumores sobre la presencia de estos asaltantes», declaró por teléfono a Efe Aimé Mukanda Mbusa, líder de la sociedad civil en el territorio de Rutshuru.
«Por el momento, es difícil identificar a los hombres armados que ocupan cuatro pueblos (Chanzu, Ndiza, Runyonyi y Chinyangurube). Sin embargo, algunos habitantes que han logrado escapar afirman haber visto al antiguo comandante del M23, Sultani Makenga, en Chanzu», agregó Mbusa.
Según Mbusa, estas incursiones han provocado fuertes movimientos de los habitantes de estos pueblos, que han huido hacia el centro de Rutshuru, pero también hacia Bunagana, ciudad congoleña situada en la frontera con Uganda.
La provincia de Kivu del Norte y la de la vecina Ituri se encuentran en estado de sitio y bajo administración militar desde el pasado mayo como respuesta a la violencia creciente en el noreste del país.
A finales de octubre el proyecto de investigación independiente sobre el país (Congo Research Group) advirtió de que desde entonces más de mil civiles fueron asesinados en esas dos provincias del este de la RDC.
El M23 empezó su andadura como grupo rebelde a principios de 2012 y estaba formado, sobre todo, por soldados que desertaron del Ejército congoleño para protestar contra el Gobierno.
Estos combatientes avanzaron con rapidez y en noviembre de 2012 consiguieron ocupar durante dos semanas la ciudad de Goma, capital de Kivu del Norte, habitada por cerca de 700.000 personas.
Entonces, las Naciones Unidas acusaron al M23 de contar con el apoyo económico-militar de Ruanda e incluso de recibir órdenes directas de altos funcionarios del Ejército ruandés.
Como consecuencia, Estados Unidos y el Reino Unido cancelaron durante varios meses sus donaciones económicas y programas de cooperación con Ruanda, aunque el presidente de ese país, Paul Kagame, negó cualquier relación con el M23.
Finalmente, la presión diplomática empujó al M23 a retirarse de Goma e iniciar conversaciones de paz con el Gobierno congoleño.
En 2017, algunos combatientes del M23 lamentaron la lenta aplicación de los acuerdos firmados en esas conversaciones y organizaron varios ataques cerca de la frontera de Uganda.
El este de la RDC lleva más de dos décadas sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército, pese a la presencia de la misión de paz de la ONU (MONUSCO), que tiene desplegados más de 14.000 efectivos.
La ausencia de alternativas y métodos de subsistencia estables han empujado a miles de congoleños a tomar las armas y, según la herramienta de seguimiento de seguridad Kivu Security Tracker, esta región ahora es el campo de batalla de al menos 122 grupos rebeldes./EFE.
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