La capital de México está repleta de rascacielos en barrios de abolengo como Reforma, un testimonio de la riqueza que existe allí. En un día despejado puedes verlos desde el barrio de San Gregorio, a solo 8 kms de distancia en línea recta. Pero en ese lugar no hay riqueza. Hay algunos lugares sin agua ni siquiera para lavarse las manos, en medio de la pandemia.
Conduce por la zona y te encontrarás con contenedores de plástico azul del tamaño de un bidón de aceite, a menudo agrupados. Estos barriles son donde los camiones de agua de la ciudad, llamados «pipas», depositan agua para ser utilizada por los dueños de los barriles.
Victoria Arias López, de 26 años, una de las pobladoras que dependen de estas entregas de agua. Los barriles ayudan a las necesidades diarias del hogar.
«Cada 15 días, vienen aquí para dejarnos agua. Siempre tenemos que sacar la basura de los cubos antes que lleguen las «pipas»» dijo.
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